Los pasajeros que estaban formados en los mostradores de Volaris en el aeropuerto de Huatulco se quedaron congelados cuando vieron entrar como familia feliz y documentar sus maletas a Julia Abdala, Manuel Bartlett Díaz y su hijo León Manuel Bartlett.
El argumento que usó el gobierno federal para exonerar a Bartlett, director general de la Comisión Federal de Electricidad, frente a los cuestionamientos de sus casas y empresas, era que éstas estaban a nombre de Julia Abdala y de sus hijos, y que ella no era esposa ni concubina de Bartlett.
Por eso llamó la atención de los pasajeros cuando llegaron tan juntos, tan campantes, tan impunes.
León Manuel, el hijo, sacó de una bolsa personal Goyard el dinero en efectivo para pagar las maletas que documentaron. Y de ahí juntos hasta la sala de espera donde abordaron el vuelo número 779 de la aerolínea Volaris, de Huatulco a la Ciudad de México, casi a las dos de la tarde.
Pasajeros me hicieron llegar varias fotografías del episodio.
En dos reportajes de Arelí Quintero, publicados en los espacios a mi cargo, en agosto y septiembre del año pasado, expusimos las 23 casas y 12 empresas vinculadas al director de la CFE, Manuel Bartlett. Aparecían desde entonces los nombres de su pareja desde hace veinte años, Julia Abdala, y de su hijo León Manuel Bartlett. La denuncia salpicaba cuestionamientos de enriquecimiento inexplicable y conflictos de interés.
Desde un inicio, el presidente Andrés Manuel López Obrador exoneró a Bartlett. La secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, simuló una investigación durante unos meses y avanzado diciembre, ya de salida de vacaciones, anunció que el gobierno federal exoneraba al director general de la CFE.
La secretaria de la Función Pública confirmó la existencia de las casas, confirmó la existencia de las empresas, confirmó que estaban a nombre de Bartlett, su pareja y sus hijos, pero exoneró al funcionario con el argumento de que su pareja Julia Abdala “no tiene el carácter de cónyuge o concubina pues no existe entre ambos un vínculo matrimonial conforme a la legislación civil ni se cumplen los extremos jurídicos para considerar que están unidos en concubinato, como lo son el que hayan cohabitado por lo menos dos años de forma constante o permanente, o bien que tengan un hijo en común”.
El argumento se volvió objeto de toda suerte de burlas. Todo mundo supo que era una mala excusa porque desde hace veinte años, la pareja Bartlett-Abdala lleva una vida de familia. Acuden a lugares públicos, eventos sociales y hay hasta fotos de estudio juntos circulando en redes sociales. Lo lógico era que pasaran también juntos las vacaciones navideñas.
La fotografía que publicamos hoy en esta columna es un desmentido más de la farsa que montó el presidente López Obrador, la farsa que lo hizo transitar de adalid anticorrupción… a tapadera de Bartlett.
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En la foto: El director de la Comisión Federal de Electricidad,
en el aeropuerto de Huatulco. CARLOSLORET.COM