De cara a las elecciones de junio pasado, el presidente López Obrador alentó, impulsó y lanzó directrices para la creación de un partido de ultraderecha que representara al sector de la sociedad que está en contra de la interrupción legal del embarazo, y lo mantuviera políticamente cerca de su gobierno.
Según me revelan fuentes de primer nivel en Palacio Nacional, el presidente de México convocó a su añejo aliado, Hugo Eric Flores, para resucitar al PES, del que fue dirigente nacional. El PES surgió como un partido evangélico y formó parte de la coalición que impulsó a López Obrador a la Presidencia en 2018. Sin embargo, no consiguió tener el 3% de la votación nacional, a pesar de que ganó la gubernatura de Morelos postulando al exfutbolista Cuauhtémoc Blanco.
Hugo Eric Flores, me dicen las mismas fuentes, acudió a la convocatoria del presidente AMLO y recibió de él dos directrices para la resurrección del PES:
La primera fue abrir el partido a los sectores católicos más conservadores, es decir, que no sólo fuera un partido de corte evangélico, sino que impulsara los valores del catolicismo y buscara acercar a los más comprometidos fieles católicos. De esta manera, estaría tratando también de restarle votos al PAN.
La segunda directriz fue que postulara a la gubernatura de Baja California al polémico priista de toda la vida Jorge Hank Rohn para que sumara votos que le permitieran alcanzar la cifra mágica de 3% de la votación nacional para conservar su registro, y de paso debilitara al PRI que se alistaba a conformar la alianza opositora con el PAN y el PRD.
Hugo Eric Flores echó a andar el nuevo PES con esa agenda, pero por “un pelito” no logró el 3% de la votación nacional y volvió a perder el registro. Y eso que postuló a Hank al gobierno de Baja California, que quedó en segundo lugar, con el 31% de la votación estatal.
Para López Obrador, que se dice de izquierda y se presenta como heredero de las más nobles luchas democráticas, impulsar un partido antiaborto y promover a un personaje como Hank podría parecer una brutal contradicción. No lo es. En lo que toca a la interrupción del embarazo, apenas atestiguamos la reacción tan tibia que tuvo ante la histórica decisión de la Suprema Corte para defender el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo: López Obrador, que se dedica a la confrontación las 24 horas del día, dijo en la conferencia mañanera que prefería no opinar sobre el aborto porque no quería confrontar dado que era un tema muy polémico; en el fondo sabemos que el presidente es un conservador de clóset. Y sobre alentar la carrera política de un personaje como Hank, ya hemos visto lo fácil que es: si te sometes a AMLO, él te perdona todos tus pecados. ¿Les sorprende lo de Hank? Es peor Bartlett, y ahí lo tiene en silla de oro.