“Gracias por la ayuda que le dan a mi hija con la beca de colegiatura y de manutención. Es la primera persona de nuestra familia que va a poder estudiar más allá de la prepa. Les aseguramos que ella va a responder poniendo su mejor esfuerzo”.

Este es el mensaje de una madre de familia de la región mixteca del estado de Oaxaca, cuya hija partirá a la Ciudad de México para emprender su licenciatura en Economía en el Centro de Investigación y Docencia Económicas, el CIDE (www.cide.edu), un centro público de investigación bajo el paraguas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

En nuestro país el 10 por ciento de la población concentra 65 por ciento de la riqueza total. La mayoría padece la falta de acceso a servicios de calidad en educación, justicia y salud. “Es una receta destinada a estancar la economía, al tiempo que acaba con las posibilidades de tener una sociedad justa y equilibrada” (Alejandro Legorreta, Soy güero de ojo claro, Reforma, 14 julio 2020).

Ante el congelamiento de recursos federales para becas cuyos recursos se originan en el capítulo 4000 del presupuesto de egresos, nos dice un alumno que viaja diariamente desde el Valle de Toluca: “Mis papás sólo pueden apoyarme con $100 pesos al día para pasajes y alimentos, o sea $2,000 al mes, ni un peso más, porque estudiamos en la CDMX mi hermana y yo, y tienen que darnos dinero a los dos… esa lana no me alcanza, y si me quitan la beca no podré seguir… yo quiero graduarme del CIDE, es como mi sueño desde hace años”.

Una beca cambia vidas. En los casos de los becarios que son originarios de regiones indígenas, a menudo las familias de los estudiantes forman parte de una organización comunal de resistencia, que los lleva a rebelarse ante su destino prefigurado: verse obligados a dejar de estudiar a causa de las dificultades económicas.

En el CIDE para la promoción 2020 fueron admitidos 133 estudiantes de entre 433 postulantes: 4 de cada 10 son mujeres y 6 de cada 10 proceden de entidades federativas afuera del Valle de México. Del total de admitidos, 95 ingresaron solicitud de apoyo económico para poder realizar sus estudios:

• 1 de cada 10 reporta un ingreso familiar mensual menor a 10,000 pesos

• 3 de cada 10 reportan un ingreso familiar mensual menor a 20,000 pesos

Numerosos egresados del CIDE dan hoy su mejor esfuerzo en Hacienda, Economía, Gobernación, Presidencia de la República, Relaciones Exteriores, Conagua, gobiernos estatales y municipales, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, el Instituto Nacional Electoral, el Banco de México y otros órganos autónomos. Otros más en el sector privado: en corporativos, consultorías, despachos jurídicos y contables, empresas familiares. No pocos laboran en organismos de la sociedad civil. Y claro, algunos más en la academia, la docencia y la investigación científica. Finalmente, un puñado son ciudadanos globales que trabajan en distintos continentes. Estos egresados están en la primera línea de apoyos, donaciones y becas para nuevos alumnos.

Nada será igual después de la pandemia planetaria del 2020. Dentro de las primeras lecciones para México, sobresale una muy clara: necesitamos invertir más en nuestra propia gente.

No sabemos qué vendrá con la ‘nueva normalidad’. Es imperativo invertir en computadoras, equipo de telecomunicaciones, aulas virtuales, servicios de Internet de banda ancha, anticipando que nos movamos eventualmente a un modelo mixto presencial / virtual.

Necesitamos captar recursos para estudiantes en peligro de perder becas por recortes del presupuesto de egresos de la federación, y para quienes tienen una situación familiar precaria debido a la debacle económica desatada por la pandemia.

Tú puedes apoyar a nuestros estudiantes a través de www.fundacioncide.org



Profesor asociado en el CIDE.
@Carlos_Tampi co

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