Los últimos días de abril y los primeros días de mayo numerosas caravanas del crimen organizado aterrorizaron a la población de Matamoros, Reynosa y San Fernando con total impunidad. Hubo muertos y heridos, pero las autoridades y la clase política, tanto a nivel federal como estatal, estuvieron más preocupados en que a ellos nos les afectara políticamente el clima de violencia, que en cumplir con su deber de garantizar la seguridad de la población.
Es frecuente escuchar que ante el cambio de gobierno estatal se renegocian acuerdos y se desata una batalla campal entre los propios grupos delincuenciales para el control de rutas del narcotráfico, y de todo tipo de flujos de la economía criminal.
El sur de Tamaulipas ha podido resistir hasta ahora. Los municipios de Tampico, Madero y Altamira tienen una tasa de criminalidad por debajo del resto del estado, aunque ya hay suficiente experiencia de que en materia de seguridad las victorias no son para siempre.
El Observatorio Ciudadano Tampico-Madero-Altamira, AC (portal octma.org.mx en rediseño, con sistema de consulta dinámica a partir de junio) empezó en agosto 2014. Es el resultado de los esfuerzos concertados de autoridades locales, estatales y federales, tanto civiles como militares; de organismos empresariales, profesionistas, iglesia y organismos de sociedad civil.
En el año 2014 se abrieron 90 carpetas de investigación por secuestro (menos del 10% de los secuestros se denunciaban entonces). Las policías estaban en complicidad con el crimen organizado. La Mesa de Seguridad Ciudadana de Tampico, Madero y Altamira inició labores en mayo 2015. Hubo un cambio radical en la sociedad y en el funcionamiento de las instituciones, que se incorporaron a la lucha por la seguridad ciudadana.
La organización, coordinación, y la sistematización de información han sido cruciales para los resultados exitosos. La región dio un salto cuántico, al pasar de ser considerada la capital nacional del secuestro en 2012, a ocupar en el primer trimestre de 2021 el primer lugar nacional con la menor percepción de inseguridad pública.
Desde noviembre de 2019 cada mes se han registrado cero secuestros, con una sola excepción, que se resolvió de manera inmediata con la captura de los perpetradores.
Alejandro Hope, querido amigo y gran experto en seguridad de reciente fallecimiento, describió como nadie la preocupación de cómo mantener los avances registrados, retomando la trayectoria seguida en Tamaulipas. Lo citó Carlos Puig en Milenio: “No hay nada labrado en piedra. Largas tendencias históricas pueden alterarse brutalmente de un momento a otro. No podemos prevenir nuevas tormentas, pero sí podemos mitigar sus efectos destructivos: reformando nuestras instituciones de seguridad y justicia, transformando nuestra realidad social, impulsando un proceso civilizatorio amplio. Esta crisis nos dejó un tropel de víctimas. Ojalá nos deje también diques para contener la siguiente marejada”. Hasta aquí la cita de Hope de hace diez años.
Preguntémonos entonces: ¿con qué diques se cuenta para contener la siguiente marejada? ¿Es posible lograr que la violencia que se ha apoderado de la zona fronteriza tamaulipeca se detenga en el Trópico de Cáncer? La Mesa Ciudadana es el principal dique, porque la concertación y coordinación que han logrado es parte de ese proceso civilizatorio que busca una mayor cohesión social.