¿Colaboración o competencia? La disputa en torno al pacto fiscal entre el gobierno federal y un número creciente de estados emerge con fuerza en los tiempos del Coronavirus.
Cada tanto tiempo revisitamos esta pugna. Un caso crítico es el del impuesto predial, que por dejadez y pereza de la abrumadora mayoría de los estados y municipios sólo representa una fracción mínima de lo que podrían recaudar. Como lo ha señalado repetidamente el IMCO, las entidades federativas presentan poca autonomía fiscal, alta dependencia de las transferencias federales y baja recaudación https://imco.org.mx/hablemos-de-ingresos-en-los-estados/
El presidente de la república se opone a ofrecer estímulos fiscales a empresas y empleadores, al tiempo que se debilita la capacidad de reacción del Estado como proveedor de bienes públicos como la salud. En el contexto de la crisis del Coronavirus, el profesor @lera_jor de la Universidad Autónoma de Tamaulipas alerta sobre las raíces de los separatismos regionales en el norte, el Bajío y, el sureste del país: https://elgraficotam.com.mx/2020/04/22/separatismos-nortexit-bajiexit-y-surexit/
En el caso del noreste, las proclamas de los mandatarios de Tamaulipas (Francisco Javier García Cabeza de Vaca, PAN), Nuevo León (Jaime Rodríguez Calderón, independiente) y Coahuila (Miguel Riquelme, PRI) tiene su referente en una historia que no comenzó ayer. Luego de que Texas se declarara independiente, en 1838, Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila —junto con segmentos de territorio de Texas— intentaron formar la República del Río Grande. Fue un intento sin éxito de dar vida a un tercer país en la frontera México-Estados Unidos, debido a la inconformidad regional por el centralismo.
Más recientemente, allá por 1993, en el contexto de la negociación del TLCAN 1.0, quedó claro que la actividad económica de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila depende tres veces más de Texas que del resto de Estados Unidos, y todavía más que del resto de México.
Como lo señalan @GmoCejudo y @GomezAlvarezD en https://federalismo.nexos.com.mx/2020/03/federalismo-en-cuarentena/ , en la actual crisis del Covid-19, los tres estados formaron un frente común y han pedido tomar acciones en la frontera con Estados Unidos. Incluso se reunieron con autoridades sanitarias de Texas sin la presencia de autoridades federales mexicanas. Hoy Washington llama a México a dejar de lado sus propias normas sobre actividades no esenciales en la pandemia, y exige la reanudación de labores de fábricas mexicanas que son proveedoras de la industria aeroespacial y de defensa.
Sin embargo, la evidencia muestra también que la integración intrarregional de los estados del norte de México es bastante débil. Los flujos comerciales y las plataformas logísticas agregan valor del sur al norte y del norte al sur, no necesariamente dentro de la propia región noreste.
Estas tendencias centrífugas internas tienen su contraparte externa en los autoritarismos y en la terrible crisis del multilateralismo. Son resultado de la ausencia de liderazgos progresistas y del debilitamiento del Estado.
El diputado @PMunozLedo señala la muy desequilibrada recaudación de los órdenes de gobierno: federación 80%, estados 15% y municipios 5%, y llama a convocar a una nueva Convención Nacional Hacendaria que reemplace la Ley de Coordinación Fiscal de 1978, donde está el origen de esta concentración.
Ha fallado la política entre los principales actores. Desde la sociedad mexicana necesitamos construir puentes de comunicación y exigir voluntad política a la federación y a los estados. De otra manera, persistirán las tendencias centrífugas, antítesis de un verdadero federalismo que garantice el adecuado ejercicio de las competencias en cada uno de sus ámbitos.
Profesor asociado en el CIDE
@ Carlos_Tampico