Es entendible que el debate sobre la iniciativa de reforma a los poderes judiciales esté ocupando gran parte de la atención mediática estas semanas. Pero no debemos olvidarnos de que las necesidades de justicia tienen otro ritmo y otra lógica. Las discusiones sobre tipologías de andamiaje institucional carecen de sentido si no hablamos de urgencias como es el caso de Ostula.
Mineras, inmobiliarias y actores con poder tanto económico como político buscan apropiarse de Xayakalan, territorio que pertenece a la población nahua de Santa María Ostula, Michoacán. Sus playas atraen intereses de la industria turística, mientras el oro, plata y otros minerales en su suelo son deseados por empresas extractivas. Actualmente, el destino de las tierras se encuentra en manos del Segundo Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo con sede en Morelia. Tres magistrados serán los encargados de resolver el amparo que podría ser su última oportunidad de justicia. No obstante, esta no es la historia solo de un juicio sino de una larga lucha que ejemplifica las deudas estructurales en materia de territorio de pueblos originarios y de medio ambiente.
Hecha esta brevísima introducción al caso, lo verdaderamente importante es escuchar a la gente de Santa María Ostula. Son ellas y ellos quienes dan testimonio de cómo el territorio de Xayakalan tiene un valor sustentado en la vida que alberga. Con su permiso transcribo aquí algunas de sus declaraciones.
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“Para mí la tierra es importante porque es nuestra fuente de alimentación, es nuestro hogar, de ahí sobrevivimos nosotros. Aquí hemos vivido desde siempre. Para mí Xayakalan es importante porque es el fruto de luchas de nuestros antepasados, de nuestros padres y todavía seguimos en la lucha. Es muy importante porque es nuestra tierra recuperada”.
“Xayakalan es importante para nosotros porque nuestros padres nos han inculcado que tenemos que cuidarla. En lo personal, más que nada, nos da para sembrar nuestras semillas y para darle sustento a nuestros hijos. Y más que nada, pues, hoy el día tenemos lo que es la Iglesia, tenemos las escuelas donde mandamos a nuestros hijos a estudiar. Y la otra parte es la Iglesia para estar juntos.”
“La tierra es importante para nosotros porque de ahí trabajamos para mantenernos y seguir adelante.”
“Me hace sentir orgullosa nuestra tradición que tenemos, nuestra lengua, nuestra unión que tenemos porque cuando necesitamos algo toda la comunidad nos apoyamos, nunca estamos dudando de si vamos a salir, siempre nos estamos apoyando, sea quien sea.”
Al igual que las luchas de otros pueblos en Xochimilco, la Península de Yucatán o Oaxaca, Ostula es un ejemplo de la vida que continúa en paralelo a los foros, debates televisivos, artículos de opinión y decretos sobre si se debe o no aprobar la iniciativa de reforma en materia judicial. ¿Qué tanto el sistema de justicia -con o sin la reforma en discusión- está hecho para atender estas exigencias que van más allá de un mero análisis de títulos agrarios?
En lo que el tiempo nos da una respuesta, la población de Ostula está solicitando solidaridad para visibilizar su exigencia de justicia. Invitaría a quien lea esto a sumarse difundiendo la información sobre el caso que se comparte en distintas cuentas de redes sociales.
Toda la solidaridad con la gente de Santa María Ostula.
mahc
