Las elecciones intermedias suelen ser las del desencanto. Para los últimos cuatro presidentes de la República, antes del actual, significaron un duro revés que mermó el tamaño de su bancada en la Cámara de Diputados.
En el caso del presidente Ernesto Zedillo, su partido, el PRI, perdió la mayoría en este órgano legislativo por primera vez desde su fundación en 1946. Vicente Fox y Felipe Calderón llegaron a la Presidencia de República sin mayoría en el Congreso. Aún así, en la elección intermedia la bancada de su partido, el PAN, se redujo a menos de una tercera parte de la Cámara de Diputados.
Resulta natural que el partido en el poder sufra una caída en las elecciones intermedias. Quien gana la Presidencia de la República lo hace montando una ola de optimismo y altas expectativas en el electorado. Luego sigue la llamada “luna de miel” entre el nuevo titular del Ejecutivo y la opinión pública. Después viene el desencanto.
Estamos a once meses de las elecciones intermedias a celebrarse el 6 de junio de 2021. Pero el propio presidente López Obrador ha empezado a hablar del tema en sus conferencias de prensa matutinas.
En medio de las desgarradoras noticias que día a día trae la pandemia del COVID-19, el titular del Ejecutivo ha encontrado tiempo para, a través de su portavoz, denunciar un supuesto plan estratégico de la oposición con el fin de quitarle la mayoría en la Cámara de Diputados, algo que se considera normal en una democracia. Él mismo ha salido a proclamar que intervendrá en las elecciones como “guardián” y a advertir que el INE —el mismo órgano que organizó las elecciones que lo llevaron a la Presidencia— no garantizaba el voto libre.
Todavía es muy temprano para hacer predicciones electorales. No obstante, las fuerzas estructurales que incidirán sobre el resultado se pueden empezar a identificar. La “luna de miel” del presidente López Obrador con la opinión pública quedó atrás incluso antes que la pandemia del COVID-19 llegara a México.
Algunos analistas identifican como el punto de inflexión la marcha del Día Internacional de la Mujer en contra de la violencia y por la igualdad de género. Las declaraciones del presidente lo mostraron desconectado con una amplia corriente de opinión pública que ha hecho suyas las causas feministas. Asimismo, la protesta contra la violencia sacó a relucir un tema perdedor para un gobierno con una estrategia de seguridad ineficaz.
La fase de desencanto tiende a agudizarse con el paso del tiempo. Tres meses después del inicio del confinamiento, los contagios y muertes por COVID-19 siguen creciendo. La pandemia parece fuera de control.
Por lo que a la economía se refiere, el Fondo Monetario Internacional anticipa una contracción de la actividad productiva del 10.5%, una magnitud desconocida para las generaciones actuales. Además, la recuperación será lenta. Si acaso, al final del sexenio la economía volverá a tener el mismo tamaño que tenía cuando López Obrador tomó posesión.
El desempeño económico suele tener un enorme impacto en la suerte del partido oficial en las elecciones intermedias. El “error de diciembre” de 1994 terminó costándole la mayoría al PRI en 1997. La crisis financiera global hundió al PAN en los comicios de 2009. La grave situación económica derivada de la pandemia amenaza también con un duro revés a Morena, el partido del presidente López Obrador, y sus aliados en 2021.
Si la fuerza del golpe es suficiente para reducirlos a una posición minoritaria en la Cámara de Diputados, depende de tres nuevos factores políticos y la forma en que los partidos de oposición muevan sus fichas en el tablero electoral.
En primer lugar, habrá una concurrencia de elecciones locales y federales como nunca antes. Los 32 estados tendrán comicios locales de algún tipo, entre los que se encuentran la renovación de 15 gubernaturas. La dimensión local tendrá una enorme importancia en la disputa por la Cámara de Diputados en 2021.
En segundo lugar, en 1995 y 2009 tanto el PRI como el PAN fueron solos a las elecciones intermedias. Morena ya anunció que formará una coalición con sus actuales aliados en el Congreso: PT y PVEM. Los partidos de oposición siguen estudiando la forma más conveniente de coligarse de cara al 2021. Aquí está una de las claves para definir el resultado.
Finalmente, en 2021 habrá entre cinco y seis nuevos partidos políticos en la boleta. Al menos cuatro de ellos son desprendimientos de Morena o aliados de presidente López Obrador. Su presencia generará cierta dispersión del voto.
Muchas cosas pueden pasar en los once meses que faltan para la elección. Pero el gran péndulo de la política, por la acumulación de errores propios y el desgaste del poder, parece haber iniciado un movimiento decisivo en contra de la Cuarta Transformación. Sólo falta que, en su momento, los partidos opositores se crezcan para la ocasión.
@benito_nacif