Rodrigo García Torres Trueba

Hablar de Chiapas es hablar de la entidad con mayor pobreza del país y, hoy en día, de un territorio en disputa dominado por grupos criminales. Chiapas ha estado atravesando un conflicto armado no reconocido desde hace tres años como resultado de la guerra entre Cárteles de la droga y diversos grupos armados tanto locales como nacionales. Este conflicto tiene como finalidad el control territorial en Chiapas de la región de la Sierra Madre y la Frailesca. Los zapatistas dicen que las principales ciudades de la parte Sur oriental del Estado están en un completo caos, habiendo bloqueos, asaltos, secuestros, cobro de piso, reclutamiento forzado y balaceras.

Todo esto ha generado que miles de pobladores -incluyendo población indígena- hayan tenido que verse obligados a dejar sus lugares de origen para desplazarse a Guatemala, lo que ha generado no solo un caso de desplazamiento forzado por violencia, sino un flujo migratorio a la inversa, considerado algo nunca visto y en donde jóvenes han tenido que huir a Guatemala para evitar ser reclutados por el crimen organizado. Lo anterior presupone poner a México a nivel internacional a ser considerado como un caso mas de desplazamiento forzado por violencia.

El oscuro y clandestino negocio del tráfico de personas está siendo más lucrativo que el tráfico de drogas, operando en las sombras de la sociedad y en las rutas controladas por los Cárteles. La magnitud del problema y sus consecuencias son serias y se debe trabajar de manera coordinada a nivel regional e internacional para proteger los Derechos Humanos y la dignidad de todas estas personas, incluyendo a la población indígena.

Ante esto, es innegable reconocer que Chiapas se encuentra en una grave crisis de seguridad desde hace tiempo. Organizaciones de derechos humanos que monitorean la situación estiman que al menos 10.000 personas se han visto forzados a dejar sus domicilios. Chiapas es hoy un foco rojo de inseguridad situando a Tapachula dentro de los cinco municipios con mayor inseguridad del país. Entrevistas recientes con defensores de los derechos de migrantes y empresarios señalan que se trata de un problema grave e incontrolable que ha rebasado a las autoridades y que el nivel de inseguridad se ha incrementado por el descuido de las autoridades. Tapachula, al ser una ciudad fronteriza, está en medio de la disputa de los carteles por el tráfico de personas y de drogas. El presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció el problema de la presencia de los grupos criminales quienes están queriendo hacer una especie de reclutamiento de jóvenes para las bandas.

Sin duda alguna, Chiapas es para el crimen organizado un terreno fértil en el que pueden operar, sobre todo, ante la falta de presencia efectiva del Estado. Con una posición estratégica al hacer frontera con Guatemala, el crimen ha aprovechado la misma para realizar actividades ilícitas, tales como el tráfico de armas, drogas y personas. La historia refleja una lucha continua por justicia, igualdad y seguridad con grandes desafíos tantos internos como externos.

Miembro del Consejo Directivo de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados

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