Nos hacen ver que ya se está haciendo costumbre que la presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde tenga que salir a tratar de apagar los fuegos que surgen por escándalos de sus correligionarios. Nos recuerdan que, primero, salió a defender a Andy López Beltrán con su viaje a Tokio, Japón y dijo que la austeridad no prohíbe viajar a otros países, pero tuvo que pedir que los dirigentes den ejemplo con sus acciones.

Luego, tuvo un choque con el coordinador de los senadores del PAN, Ricardo Anaya, que recriminó los presuntos vínculos de Morena con el crimen por el caso de Hernán Bermúdez, quien ha sido señalado de encabezar la organización criminal “La Barredora” al mismo tiempo que era secretario de seguridad pública de Tabasco, durante el gobierno del hoy senador Adán Augusto López.

A los señalamientos del panista, doña Luisa María salió a responder: “Ricardo (Anaya) sí es un prófugo de la justicia con fuero”. Además, rechazó que en México haya una narcodictadura como lo acusó Alejandro Moreno, líder del PRI, en esa ocasión, la líder nacional de Morena dijo que esas afirmaciones eran indignantes.Ahora, nos dicen, habrá que preparar un discurso para las críticas a los actos de corrupción que están brotando en el país en el que se había declarado proscrita. A sacar las mangueras.

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