Llama la atención la designación de Rafael Marín Mollinedo como representante de México ante la Organización Mundial de Comercio, con sede en Suiza.
Más allá de que es su cuarto cargo público en la presente administración federal, ya se cuestiona desde la oposición su breve paso por la Agencia Nacional de Aduanas (ANA), responsabilidad que asumió apenas en diciembre pasado.
Nos hacen notar que el gobierno federal no le encuentra la cuadratura al círculo en el tema de las aduanas, que se asegura, sigue siendo un coto de corrupción. Por lo demás, Marín Mollinedo ha sido en este sexenio director general del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, titular de la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales y director de la Agencia Nacional de Aduanas de México.
"Necesitamos seguir limpiando de corrupción las aduanas portuarias y fronterizas para que no haya contrabando, que no haya tráfico de drogas y que no haya evasión fiscal", dijo esta mañana el presidente López Obrador al dar conocer la designación del general en retiro André Georges Foullon como nuevo director de la ANA.
Por las palabras del propio Presidente, queda claro que en la dependencia persiste la corrupción, que hay el tráfico de drogas y que no se combate con éxito la evasión fiscal.
Nos dicen que alguna cosa muy especial ha de tener don Rafael, pues en la mayoría de los trabajos, cuando alguien fracasa en su encargo, y en un plazo muy corto tiene que ser relevado, por lo regular se le despide, pero en este caso lo mandan a Suiza.