El presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, no quiere correr el riesgo de que le vuelvan a dar portazo e invadir el salón de sesiones, como ocurrió el pasado 10 de septiembre, cuando manifestantes se colaron al recinto para interrumpir la sesión en la que se discutía la reforma judicial.
Por eso, la orden de prohibir la entrada al Senado de cualquier persona ajena a partir de este martes y la decisión de amurallar la sede de la Cámara Alta, a niveles que no se habían visto en este inmueble.
Fernández Noroña ha señalado que cumplirá con su obligación de velar por la integridad de los senadores y eso incluye la intervención de las fuerzas policiacas las veces que sean necesarias.
Nos hacen ver que en las maromas que da la vida, antes, don Gerardo era de los que estaban del otro lado de las vallas y los granaderos.
Gritaba, protestaba, se tiraba al piso y criticaba al gobierno.
Hay un dicho que dice no es lo mismo ser borracho que cantinero, y que se puede ajustar a Fernández Noroña, pues no es lo mismo ser opositor, que alto funcionario público, perteneciente al partido oficial.
grg