Científicos mexicanos nos hacen ver “otros datos” acerca de la llamada , de los cuales el gobierno federal no habla mucho, pero que siempre es útil conocer.

Por ejemplo, nos dicen que el biológico presumido por el presidente López Obrador y la directora del (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla, como un desarrollo cien por ciento mexicano, en la realidad fue en creada en colaboración con el Mount Sinai y la Universidad de Austin, y sólo será producida por Avimex, empresa privada, esa sí mexicana.

Tampoco se ha informado con claridad y suficiencia que es una vacuna monovalente, es decir ya no es efectiva para las últimas cepas del Covid-19.

Es más, nos comentan, que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ya no recomienda este tipo de vacunas y recomienda refuerzos a la población de 65 años y más con bivalentes.

Tampoco se sabe, puntualmente, cuántos millones de dólares costará a los mexicanos su desarrollo y producción.

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