La ropa casi consumida, la piel oscurecida, el cabello chamuscado; cuerpos encorvados pidiendo ayuda. Los vimos en decenas de videos estremecedores que circularon por redes sociales. Eran las víctimas de la explosión de una pipa de gas LP en Iztapalapa, Ciudad de México. Murieron 31 personas y decenas quedaron lesionadas, entre ellas 16 menores de edad, a quienes se les negó la posibilidad de ser atendidos en el hospital de alta especialidad Shriners de Galveston, Texas.

La Fundación Michou y Mau, creada por Virginia Sendel, difundió comunicados reiterando al Gobierno de la Ciudad de México que ese hospital en Estados Unidos podía recibir de inmediato a los menores, pues su tratamiento era urgente, pero solo recibió respuesta positiva para Jazlyn Azuleth, la niña de dos años que fue protegida por su abuela, Alicia Matías, quien falleció debido a la gravedad de sus quemaduras. Actualmente, “hay una chiquita de 16 años” que no han podido trasladar, me dijo una angustiada Virginia durante la conversación que tuve con ella ayer en Radio Fórmula.

El hospital Shriners ofreció recibir a los menores lesionados por la explosión del 10 de septiembre, pero el traslado nunca ocurrió, a pesar de que la mayoría de los hospitales en México no tienen los insumos suficientes ni la tecnología para cumplir con el tratamiento de pacientes quemados que requieren una atención altamente especializada, cara, compleja y muy dolorosa. Además, la aseguradora de la empresa “Transportadora Silza” sigue sin hacerse responsable. Mañana se cumple un mes de esta tragedia, y es fecha que no han rendido cuentas ni dado la cara públicamente respecto a su responsabilidad. El gobierno no los presiona lo suficiente y solo se ha dedicado a sostener que toda la responsabilidad es del chofer —que está muerto—, aunque hay sospechas fundadas de que la pipa cedió por un bache o una curva mal diseñada; volcó y se produjo la explosión. No lo sabemos porque ni siquiera hemos visto los videos donde se compruebe que el conductor iba a exceso de velocidad.

La tragedia alcanzó a Virginia Sendel en 1997, cuando perdió a su hija Michelle (“Michou”) y a su nieto Mauricio, de cinco años, tras un incendio en su casa causado por el árbol de Navidad. Ella sabía que en Texas había un hospital especializado, y luchó por trasladar a sus nietos, que en un inicio fueron rescatados por su madre, quien también murió. Batalló también para convencer a sus familiares y a los médicos en México. Le tomó nueve días. Y cuando al fin lo consiguió, para Mau ya era muy tarde. “Saliendo del quirófano, me dijo el doctor: ‘Llegaste nueve días tarde’”. Un mes después Mauricio murió. De ahí el nombre de la fundación.

Veintiocho años después —y a 29 días del horror en el Puente de la Concordia—, ¿por qué negar a niñas y niños una oportunidad de vida? Jazlyn se sigue recuperando. Ha tenido varias cirugías e injertos de piel y le han controlado el dolor en la medida de todas las posibilidades, que allá son, evidentemente, mayores que en nuestro país. ¿Por qué los otros niños y niñas no tuvieron al menos la posibilidad? Un día, las familias de los quemados dejaron de aparecer en los medios de comunicación porque personal del gobierno los amenazó con no ayudarles si seguían exponiendo el caso. Política antes de humanidad.

ATENCIÓN

Pasemos la voz. Que este mensaje llegue a quienes lo necesitan. Y ojalá las familias de los menores quemados por la explosión de la pipa no tengan miedo. Llamen a QUEMATEL 800 080 8182.

“La primera causa de muerte en niños quemados son los líquidos hirvientes. Es por la costumbre que tenemos de poner las ollas a enfriar en el piso o dejar entrar a los niños en la cocina”, me dijo Virginia Sendel.

Cualquier día, en cualquier caótica ciudad o por un accidente, podemos necesitar de la ayuda de Michou y Mau, quienes, a través de su abuela trascendieron para multiplicarse en todos los niños que la fundación y el hospital han salvado.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Comentarios