Cuauhtémoc Blanco tiene una larga carrera, y no hablo del futbol, sino de las denuncias y señalamientos que ha acumulado en su contra durante su trayectoria como político. La acusación reciente, como sabemos, vino de parte de su media hermana, Nidia Fabiola, quien lo acusa de haber intentado violarla. A raíz de que lo hizo público, ha recibido amenazas de dos de los hermanos del diputado morenista, uno de ellos Ulises Bravo.
Y es que ahora se quiere desacreditar la denuncia de Nidia Fabiola –exdirectora de Apoyo a pequeñas y medianas empresas de la Secretaría de Desarrollo Económico de Morelos– asegurando que todo es político, que es una casualidad; que Uriel Carmona quería extorsionar para que no lo desaforaran, y de ahí que salga a relucir este señalamiento. Por ello, es preciso recordar el historial del ídolo futbolístico.
En 2022, el medio El Sol de México publicó una fotografía tomada en 2019, cuando Cuauhtémoc Blanco iniciaba su gubernatura en Morelos tras haber sido alcalde de Cuernavaca. En la imagen aparece flanqueado por tres líderes criminales: del Comando Tlahuica, Homero Figueroa Meza, alias “La Tripa”, quien se encuentra libre hasta hoy; de Guerreros Unidos, Irving Eduardo Vega Solano, “El Profe” –actualmente preso–, y Raymundo Isidro Castro, apodado “El Ray”, cabecilla del Cártel Jalisco Nueva Generación en Morelos –asesinado, según la autoridad, durante un motín en el penal de Atlacholoaya en 2019–.
Cuando Blanco fue cuestionado por la fotografía, respondió: “Me han pedido muchísimas fotos y (obvio) que no les voy a preguntar a qué te dedicas”. El otrora secretario de Seguridad estatal, Alberto Capella, lo denunció ante la Fiscalía General de la República por delincuencia organizada y delitos contra la salud, pero la carpeta nunca prosperó; tal vez porque, desde su conferencia mañanera, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó el primer espaldarazo al asegurar que el gobernador tenía toda su confianza: “No está solo, porque, como sucede en otras regiones del país, siempre hay grupos de intereses creados”.
Nunca se aclaró lo que en realidad había sucedido.
Actualmente, hay cuatro denuncias interpuestas por el equipo de la gobernadora de Morelos, la morenista Margarita González Saravia, contra la administración de Cuauhtémoc Blanco por ejercicio ilícito, ejercicio abusivo, incumplimiento de funciones públicas y peculado. Esto, por el desvío de por lo menos 50 millones de pesos –por cierto, una cantidad ridícula ante los señalamientos de la Auditoría Superior de la Federación, la cual reporta un gasto irregular por cuatro mil millones de pesos–.
Además, hay tres carpetas pendientes en la Fiscalía Anticorrupción de Morelos por los delitos de ejercicio ilícito, falsificación de documentos y enriquecimiento ilícito. ¿Es culpable o inocente? La única forma de saberlo ahora es que Morena apruebe su desafuero para que así lo puedan investigar. Hay suficientes denuncias para proceder, y una en particular (la de Nidia Fabiola) que las 146 diputadas de Morena deberían acompañar por la sororidad que tanto presumen al ser parte del primer gobierno encabezado por una mujer. Con su voto y el de la oposición, el desafuero podría avanzar y permitir así una investigación justa, tanto para la víctima como para el acusado.
Pero, a pesar de las denuncias, de la inseguridad desbordada, los servicios de salud desatendidos, los casos de nepotismo y un gobierno prácticamente ausente, aún está vigente en Morena la defensa de la que Blanco fue beneficiario en múltiples ocasiones por parte de López Obrador, quien hace apenas un año, frente a ciudadanos que mostraban su desacuerdo, dijo con vehemencia: “Yo pienso que es un gran gobernador. Ya les dije; no me importa, es mi opinión. Y me consta, ¿saben por qué? Porque todo lo que hemos hecho en Morelos, lo hemos hecho juntos”.
Bueno, pues ahí está. ¡Venga la cuauhtemiña!
@azucenau
