Por: Juan L. Kaye López
En las ciudades mexicanas, donde la urbanización avanza a un ritmo vertiginoso, enfrentamos un dilema que no podemos seguir ignorando: el divorcio histórico entre la política ambiental y el desarrollo urbano. Esta desconexión nos ha llevado a un punto crítico en el que la sostenibilidad parece ser la excepción y no la regla.
En el contexto de los recientes anuncios por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu), se vislumbra un cambio trascendental en la forma en que México aborda el desarrollo urbano. Este nuevo enfoque reconoce la necesidad urgente de integrar lo ambiental y lo urbano en un marco normativo integral que no solo evalúe el impacto ambiental de los proyectos, sino también su repercusión en la infraestructura urbana y la calidad de vida de los ciudadanos.
Las obras emblemáticas de administraciones pasadas revelaron un patrón preocupante: la falta de una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) adecuada. Estas herramientas, esenciales para evaluar los efectos de las construcciones en ecosistemas como manglares, suelos y cuerpos de agua, no solo fueron ignoradas, sino que se relegaron a un trámite secundario. Como resultado, nuestras ciudades se enfrentan a la pérdida de áreas verdes, contaminación creciente y una infraestructura insostenible.
Por otro lado, el impacto urbano de estas edificaciones tampoco fue considerado integralmente. Proyectos que requerían grandes volúmenes de agua y generaban desechos sólidos se limitaron a cumplir con medidas compensatorias económicas, mientras la calidad de vida de los habitantes se deterioraba. En palabras sencillas: construimos sin pensar en las consecuencias, y ahora estamos pagando el precio.
Una Política Innovadora
La reciente iniciativa de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), liderada por Edna Vega Rangel, marca un punto de inflexión. Por primera vez, se busca unificar el análisis del impacto ambiental y urbano en un solo estudio. Este enfoque no solo promete eliminar los conflictos entre autoridades locales y medioambientales, sino también garantizar que cada obra tenga una perspectiva integral que priorice la sostenibilidad.
¿Qué significa esto en la práctica? Cada proyecto deberá acreditar su capacidad para mitigar el daño ambiental mediante medidas como la reposición de árboles, el uso de energías renovables y la reutilización de materiales reciclados. Cualquier obra, desde vialidades hasta infraestructura educativa, deberá considerar la capacidad de las ciudades para absorber la demanda de servicios públicos que generen.
Transformar el Futuro
En este panorama, los jóvenes tienen un papel fundamental. Son ellos quienes enfrentarán las consecuencias de las decisiones actuales y quienes tienen el poder de exigir políticas públicas responsables. Más que nunca, es vital que se involucren en los procesos de planeación urbana y ambiental, cuestionen las acciones de los gobiernos y promuevan prácticas sostenibles en sus comunidades.
La tecnología y la conectividad también ofrecen oportunidades únicas para monitorear y evaluar la implementación de estas políticas. Plataformas digitales pueden convertirse en herramientas para denunciar irregularidades y fomentar la transparencia en los procesos de licitación y construcción.
Conclusión
El anuncio de Semarnat y Sedatu marca un antes y un después en el desarrollo urbano y ambiental de México. Sin embargo, la implementación efectiva de estas políticas será el verdadero reto. Si bien estas iniciativas representan un gran paso adelante, su éxito dependerá de un compromiso genuino y continuo por parte de todos los actores involucrados.
¿Podremos convertir nuestras ciudades en modelos de sostenibilidad e inclusión? La respuesta está en nuestras manos, y no hay tiempo que perder. La SEMARNAT y SEDATU ya han dado el primer paso; ahora, nos toca a todos decidir si nuestras ciudades serán un modelo de sostenibilidad o un monumento a nuestra indiferencia.
Presidente de la Asociación Mexicana de Urbanistas AC