Por José R. Xilótl Soberón
La ciudad de Puebla, con su belleza histórica y dinamismo urbano, oculta bajo su superficie una fractura que amenaza con desmoronar sus cimientos de equidad y cohesión social. A través de un sistema de valoración catastral injusto, el propio municipio ha trazado líneas invisibles que benefician a las zonas de mayor valor comercial mientras cargan con una pesada carga tributaria a las colonias menos favorecidas. Lejos de ser una herramienta imparcial de recaudación fiscal, el valor catastral del suelo se ha convertido en un reflejo de las desigualdades de la ciudad. En lugar de nivelar el terreno, el sistema actual profundiza la brecha urbana, debilitando la capacidad de Puebla para ofrecer una calidad de vida digna a todos sus habitantes.
La trampa del valor catastral desigual
El análisis del sistema catastral en Puebla muestra que el valor del suelo no solo es una cuestión de mercado, sino de justicia social. Actualmente, el cálculo del valor catastral beneficia desproporcionadamente a zonas como el Centro Histórico y el sur poniente de la ciudad, donde el valor catastral es significativamente menor al valor comercial del suelo. Esto significa que los grandes terratenientes en estas zonas pagan impuestos catastrales muy por debajo del valor de mercado de sus propiedades.
Por el contrario, las colonias ubicadas al norte y oriente de la ciudad enfrentan una carga impositiva desmedida en comparación con su valor de mercado. Estas zonas, que ya luchan contra la escasez de servicios y una infraestructura deficiente, se ven aún más golpeadas por una política catastral que no refleja la realidad económica de sus habitantes. La distorsión generada por el cálculo actual actúa como una política fiscal regresiva que castiga a quienes menos pueden pagar y favorece a quienes tienen los recursos para evadir esta carga.
Un sistema de valoración equitativo y justo para Puebla
La implementación de una política de recaudación más justa es posible mediante un ajuste profundo en el cálculo del valor catastral del suelo. Las siguientes acciones se presentan como soluciones concretas para reducir esta desigualdad:
Ajuste uniforme del valor catastral al 43% del valor comercial
La metodología de ajuste al 43% del valor comercial permitirá una alineación más justa de la carga fiscal. Actualmente, los beneficios fiscales están desproporcionadamente concentrados en las zonas de alto valor, pero con este ajuste, las zonas rezagadas en valor comercial serán menos castigadas. Esta uniformidad contribuirá a una mayor equidad en la recaudación y permitirá que todos los propietarios aporten de acuerdo con un cálculo proporcional y razonable.
Descuento catastral aritmético de 4,500 MXN en todas las zonas
Aplicar un descuento fijo de 4,500 MXN al valor comercial del suelo en cada cálculo catastral es una forma simple pero efectiva de generar un equilibrio. Esta metodología redistribuiría la carga fiscal, aligerando la carga en las zonas más necesitadas y aumentando la aportación en zonas de mayor poder adquisitivo. Con este ajuste, las zonas menos privilegiadas dejarán de ser las más castigadas, estableciendo un sistema fiscal más justo y solidario.
Creación de un comité de revisión catastral con rendición de cuentas
Para asegurar que estos ajustes reflejen fielmente la realidad económica y social de cada zona, se debe establecer un comité de revisión catastral que analice anualmente los resultados y proponga ajustes cuando sea necesario. Este comité debe incluir a expertos en políticas públicas, economía urbana y representación ciudadana para asegurar transparencia y confianza en el proceso de ajuste de valores. Además, debe haber mecanismos claros de comunicación con la ciudadanía para informar sobre los cambios y su justificación.
Inversión en infraestructura en zonas de baja valorización
Los ingresos fiscales adicionales generados por la reforma catastral deben reinvertirse en la mejora de infraestructura y servicios en las zonas con menor valorización. De esta manera, la recaudación fiscal se convierte en un mecanismo redistributivo que no solo mejora las condiciones de vida de quienes habitan estas zonas, sino que también contribuye a incrementar el valor de las propiedades a largo plazo. Es crucial que estos recursos se destinen a obras prioritarias que promuevan la equidad urbana, como el desarrollo de vías de acceso, espacios públicos y redes de agua y saneamiento.
Conclusión
Reformar el sistema de valoración catastral es una necesidad urgente y una oportunidad ineludible para construir una Puebla más equitativa y próspera. La política catastral debe ser un instrumento de justicia urbana que promueva una ciudad inclusiva y sostenible, donde las cargas fiscales se repartan de manera equitativa y los beneficios se dirijan a quienes más lo necesitan. Al ajustar el valor catastral del suelo, Puebla no solo incrementará su capacidad de recaudación, sino que sentará las bases para un modelo de desarrollo urbano que elimine las barreras que hoy separan a sus ciudadanos. Un cambio en la política catastral no es solo un ajuste técnico; es un paso hacia una ciudad que valora por igual a todos sus habitantes y que está dispuesta a transformar la injusticia en equidad y la desigualdad en cohesión.
Es socio de número de la Asociación Mexicana de Urbanistas