Por: Carlos Corral Serrano
México enfrenta un panorama habitacional complejo, caracterizado por un significativo déficit de viviendas. Este déficit ha sido impulsado por problemas estructurales como la falta de planificación urbana, el abandono de viviendas debido a créditos inadecuados, y la especulación de suelo que encarece las viviendas en áreas bien ubicadas. La expansión urbana ha sido desmedida en ciudades, donde la mancha urbana se ha multiplicado en ocasiones diez o más veces respecto del crecimiento poblacional en los últimos 40 años.
La falta de coordinación entre los tres niveles de gobierno ha sido clave para perpetuar estas dinámicas. Además, la informalidad laboral, que afecta al 60% de los trabajadores en México, limita su acceso a los sistemas de financiamiento tradicionales como INFONAVIT y FOVISSSTE.
Nuevas Dinámicas Familiares y Demandas de Vivienda
El perfil demográfico y las estructuras familiares en México han cambiado considerablemente en las últimas décadas. Hoy en día, el 30% de las familias son encabezadas por mujeres, y el número promedio de integrantes por familia ha disminuido a tres. Estas transformaciones han generado nuevas demandas habitacionales, con una creciente preferencia de los jóvenes por la vivienda en renta, debido a su movilidad laboral y la falta de acceso a financiamientos hipotecarios.
En este contexto, se propone que la próxima administración federal fomente la construcción de vivienda en renta para satisfacer esta demanda emergente, utilizando fondos de INFONAVIT provenientes de cuentas de vivienda no reclamadas.
La Producción Social de Vivienda (PSV)
La importancia de la Producción Social de Vivienda (PSV) como una estrategia para enfrentar el rezago habitacional deberá promover que las personas y comunidades participen activamente en el proceso de construcción de su vivienda, reconociendo que la vivienda es un proceso social progresivo más que un producto terminado.
A pesar de los esfuerzos del gobierno federal, incluyendo la creación de la Coordinación Nacional de Autoproducción y programas como ConstruYO del INFONAVIT, la canalización de recursos para la PSV sigue siendo insuficiente. La falta de una estructura institucional sólida y una mayor inversión financiera han impedido que esta estrategia alcance su máximo potencial.
El Consejo Nacional de Vivienda ha identificado varias limitaciones legales que afectan la PSV, como la incompatibilidad entre la normatividad agraria y la gestión urbana. Estas barreras han dificultado el acceso al suelo para las familias más vulnerables, lo que ha perpetuado la irregularidad de los asentamientos y la especulación.
Retos en la Gestión del Suelo y el Derecho a la Ciudad
Uno de los retos más importantes que enfrentan las políticas de vivienda en México es el acceso equitativo al suelo urbano, que sigue siendo un bien especulativo en lugar de un derecho garantizado. El acceso al suelo es un factor determinante para ejercer el derecho a la ciudad y a la vivienda.
La especulación del suelo ha provocado un encarecimiento desmesurado en áreas centrales de las ciudades, expulsando a la población de bajos recursos hacia las periferias lejanas, donde no cuentan con los servicios básicos ni infraestructura adecuada. En este sentido, se proponen reformas legales para fortalecer la gestión del suelo, incluyendo la regulación de cambios de uso de suelo y mecanismos para combatir la especulación.
Conclusión
El sector vivienda en México enfrenta un déficit significativo, agravado por la falta de planificación urbana y la especulación del suelo, que han desplazado a las personas de bajos ingresos hacia áreas periféricas con poca infraestructura. Los programas como la Producción Social de Vivienda (PSV) y ConstruYO han sido positivos, pero carecen de los recursos suficientes para impactar de manera amplia. Se requiere que la próxima administración priorice políticas que aseguren el acceso equitativo a vivienda digna, especialmente para trabajadores informales y jóvenes, fomentando la vivienda en renta y fortaleciendo la regulación del uso del suelo para evitar su especulación. Además, es clave la colaboración intergubernamental y la participación social para asegurar soluciones habitacionales sostenibles y asequibles.
La vivienda es un proceso social que debe ser abordado de manera inclusiva y progresiva, con un enfoque en la equidad y la sostenibilidad. Para lograrlo, es necesario coordinar esfuerzos entre gobiernos, instituciones financieras y la sociedad, fortaleciendo la producción social de vivienda asegurando soluciones habitacionales sostenibles y asequibles y garantizando el acceso equitativo al suelo.