Por Carlos Corral Serrano

La Crisis…

En 2002, vecinos de Iztapalapa, Coyoacán y Nezahualcóyotl ya reclamaban por el desabasto, las inundaciones y la negligencia institucional. Los titulares de aquella época hablaban de fugas que consumían el 40% del abasto, de un millón de habitantes sometidos a tandeos, de megaproyectos prometidos que nunca llegaron a concretarse.

Más de dos décadas después, las escenas se repiten con idéntico guion, pero con mayor gravedad: la sequía prolongada, la presión del cambio climático, el crecimiento urbano descontrolado y la desigualdad en la distribución del recurso han llevado a la metrópoli a una crisis crónica.

En 2005, la delegación Coyoacán denunciaba que 80 mil personas habían quedado sin abasto regular. En 2025, el propio SACMEX admite que un millón de capitalinos no tienen suministro constante.

La sed se concentra en Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Cuautepec y las zonas altas de la ciudad, donde el agua llega una vez por semana o por quincena. En el Estado de México, colonias enteras de Ecatepec, Valle de Chalco o Chimalhuacán sobreviven con menos de 50 litros diarios por persona, mientras que la Organización Mundial de la Salud recomienda al menos 100 para satisfacer necesidades básicas.

El Estrés…

En 2003, la apertura de compuertas del Vaso Regulador El Salado para proteger a Iztapalapa provocó la inundación de 400 viviendas en Nezahualcóyotl, con aguas negras y pluviales corriendo por las calles.

Hoy, las lluvias torrenciales siguen colapsando Viaducto, Periférico y Circuito Interior. Colonias completas quedan bajo el agua cada temporada de lluvias. La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos reconoce que la infraestructura pluvial de la capital arrastra medio siglo de atraso.

La paradoja se mantiene: mientras miles claman por agua para beber, otros ven sus hogares destruidos por el exceso.

La Discordia…

En 2005, el gobernador mexiquense Arturo Montiel advirtió: “no más agua para otras entidades mientras en el Estado de México falte”. Ese año, Ecatepec sufría un déficit de 3 m³/s mientras a la capital se le entregaban 23.

Hoy, el Sistema Cutzamala aporta cerca del 30% del agua metropolitana, y de ese caudal, 70% se destina a la CDMX.

Las consecuencias son visibles: colonias del oriente mexiquense dependen de pipas privadas que cuestan entre 800 y 1,200 pesos por 10 mil litros, mientras en zonas residenciales de lujo, como la Zona Esmeralda en Atizapán, se consumen hasta 600 litros diarios por habitante.

El Despilfarro y los Privilegios…

En 2002, la Ciudad Deportiva regaba sus canchas con agua potable por falta de pago al servicio de agua tratada.

Dos décadas después, parques, fraccionamientos y clubes deportivos siguen dependiendo de agua potable para mantener verdes sus jardines. En Santa Fe, corporativos como Daimler Chrysler reciben hasta 120 mil litros diarios en pipas, mientras colonias vecinas cargan cubetas y garrafones.

El Colapso…

En 2007, Probosque informó que el Estado de México perdía 4,476 hectáreas de bosque al año, 80% por cambio de uso de suelo. Ese mismo año, la CNA denunció que 70% de las barrancas del Valle de México habían sido rellenadas con cascajo y basura.

Hoy, la FAO coloca a México entre los países con mayor deforestación. Cada hectárea perdida significa menos recarga de acuíferos, más erosión, menos capacidad de absorción y mayor riesgo de inundaciones.

Las Promesas…

En 1997, el BID otorgó créditos para construir cuatro megaplantas de tratamiento. Nunca se concluyeron. El proyecto Temascaltepec, que buscaba traer agua del sur mexiquense, fue rechazado por las comunidades locales. El Acuaférico, concebido como cinturón de distribución hidráulica, quedó inconcluso.

Mientras tanto, el 90% de las aguas residuales de la CDMX siguen descargándose en Hidalgo sin tratamiento adecuado, afectando a las comunidades agrícolas del Valle del Mezquital.

La Desigualdad…

El poniente de la capital recibe lluvias abundantes: el Desierto de los Leones registró en 2004 más de 1,455 mm de agua. En contraste, el oriente —Iztapalapa, Valle de Chalco, Neza— es la zona más seca del valle.

El agua se concentra en las zonas que ya tienen infraestructura para drenarla, mientras los barrios más áridos siguen padeciendo sed.

Conclusión…

La crisis del agua en el Valle de México no es un problema nuevo. Se diagnosticó hace más de dos décadas, se prometieron megaproyectos, se anunciaron reformas legales, se inauguraron programas piloto. Pero los problemas de fondo —fugas, desigualdad, sobreexplotación, deforestación, contaminación— siguen intactos.

Hoy, como ayer, las familias cargan cubetas, los barrios se inundan, los bosques se talan y los proyectos quedan en papel. La diferencia es que el tiempo se agota.

El agua, más que nunca, se ha convertido en el espejo de la desigualdad urbana. Y a más de 20 años de reconocer las problemáticas, la región metropolitana sigue sin lograr un solo avance estructural.

Es Director Ejecutivo de la Asociación Mexicana de Urbanistas, AC contacto@amu.org.mx

Para Recuadro o NUMERALIA

  • 1 millón de habitantes sin suministro regular en la CDMX.
  • 32% del agua se pierde en fugas (40% hace 20 años).
  • 70% del agua del Edomex se envía a la capital.
  • 600 litros diarios por habitante en colonias residenciales vs. 20 litros en zonas populares.
  • 4,476 hectáreas de bosque se pierden cada año en Edomex.
  • 90% de las aguas residuales de la capital se vierten sin tratamiento suficiente en Hidalgo.
  • 67.8% de almacenamiento en el Cutzamala en 2025, tras seis años de sequía severa.
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