Por JUAN MANUEL CALDERÓN

México enfrenta hoy un gran reto, pero también una oportunidad única, con una sola decisión puede avanzar en tres frentes decisivos. Reducir las emisiones de metano del sector de hidrocarburos no solo mejorará la eficiencia energética del país, también ayudará a frenar el cambio climático y a proteger la salud de millones de personas.

El metano, principal componente del gas natural, es un super contaminante climático. Su capacidad de atrapar calor es 86 veces mayor que la del dióxido de carbono en un horizonte de 20 años. En otras palabras, cada tonelada liberada a la atmósfera equivale a acelerar de forma dramática la crisis climática. Por esta razón, la mitigación de emisiones de metano es una de las herramientas más rápidas y eficaces para ganar tiempo en la lucha contra el calentamiento global.

El desafío no es menor. A nivel global el 35% de las emisiones de metano provienen de las actividades del sector de exploración, producción y procesamiento de hidrocarburos, según la Climate & Clean Air Coalition. Pero ahí mismo está la solución, aprovechar este gas en lugar de desperdiciarlo. Si el gas emitido se captura y utiliza de manera eficiente, se calcula que una reducción del 45% de las emisiones de metano hacia 2030 supondría un anuales.

Para México, este potencial es enorme. Investigaciones lideradas por científicos de EDF muestran que el gas que se quema en el complejo Nuevo Pemex, en Tabasco, sería suficiente para cubrir hasta la mitad del consumo de gas natural del sector residencial en todo el país. Es decir, lo que hoy se desperdicia podría garantizar energía asequible a millones de hogares mexicanos.

Pemex ha comenzado a dar pasos importantes. Su Plan Estratégico 2025-2030 establece la meta de erradicar la quema rutinaria de gas y reducir de manera significativa las emisiones de metano. Al sumarse a la iniciativa del Banco Mundial “Cero Quema Rutinaria para 2030”, Pemex no solo se alinea con el Acuerdo de París, también envía una señal clara de compromiso hacia una industria más eficiente, responsable y sostenible.

Los beneficios van más allá del clima y la energía. El metano es también un precursor del ozono troposférico, un contaminante que afecta directamente la salud de las personas. El Global Methane Assessment estima que una reducción del 45% en las emisiones de metano podría evitar 260 mil muertes prematuras y 775 mil visitas hospitalarias por asma en el mundo. En México, comunidades cercanas a instalaciones petroleras y gasíferas reportan ya enfermedades respiratorias, problemas cutáneos y afecciones cardiovasculares vinculadas a la exposición prolongada a contaminantes como el carbono negro y las partículas finas.

La evidencia es contundente, reducir las emisiones de metano no es solo una política ambiental. Es también una estrategia de eficiencia energética y, sobre todo, una medida de salud pública.

El gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum tiene la gran oportunidad de posicionar a México como un país líder en abatir el cambio climático, mejorar la eficiencia energética y proteger la salud pública nacional, mediante un solo esfuerzo. La reducción de emisiones de metano ayudará a consolidar los avances hacia la sostenibilidad de Pemex y de nuestro país. La oportunidad es clara.

Director de Políticas Públicas de Environmental Defense Fund (EDF) de México

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios