Por Laura Ripani
Todas las personas, en algún momento de nuestra vida, hemos necesitado cuidados y también los hemos brindado a otras personas. A pesar de ser una base fundamental de la sociedad, el cuidado sigue siendo una actividad invisibilizada que recae, en gran medida, en el trabajo no remunerado de las mujeres.
El cuidado es un concepto amplio que incluye la asistencia física y emocional, tanto remunerada como no remunerada, a niños, personas mayores en situación de dependencia, personas con discapacidad que requieren apoyo, así como el trabajo doméstico. Se extiende más allá del hogar, permite que todos los demás trabajos sean posibles y representa un aporte económico sustantivo. Si todo el trabajo de cuidado fuera remunerado en México, equivaldría al 26.3% del PIB. Esta cifra supera la contribución de sectores económicos clave como las industrias manufactureras (20.3%) o el transporte (7.2%).
En México, al igual que en el resto de América Latina y el Caribe, es necesario fortalecer el marco normativo del cuidado, así como la infraestructura física e institucional, para cubrir las necesidades de las personas que los requieren y prepararse para los rápidos cambios demográficos que se avecinan. Para 2050, uno de cada cinco habitantes mexicanos será adulto mayor.
Según la primera Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC 2022), en México hay 58.3 millones de personas susceptibles de requerir cuidados en sus hogares, una cifra significativa que revela grandes oportunidades para la generación de empleo. Por ejemplo, a nivel regional, el BID estima que, para 2050, en América Latina y el Caribe se necesitarán 14 millones de cuidadores remunerados para personas mayores, más de cinco veces la actual fuerza laboral dedicada a este sector.
Este reto conlleva también una gran oportunidad. Construir sistemas de cuidado ofrece beneficios económicos a largo plazo, como la reducción del ausentismo laboral, la creación de empleos formales y el impulso a nuevos negocios.
El cuidado y la participación laboral de las mujeres
En América Latina, las mujeres dedican tres veces más tiempo que los hombres al trabajo doméstico no remunerado. Esta distribución desigual limita su participación en el mercado laboral y, por ende, sus oportunidades económicas. Romper estas barreras representa un potencial económico enorme: Para 2035, el PIB de México podría crecer un 3.7% (equivalente a 6.9 billones de pesos) si 18.6 millones de mujeres se sumaran al mercado laboral entre 2025 y 2035. Lo anterior implicaría que las mujeres en México alcanzaran el nivel de participación laboral de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) (67%). A largo plazo, el PIB per cápita en México podría crecer hasta un 26.2%.
Recientemente, en el Banco Interamericano de Desarrollo lanzamos una nueva iniciativa llamada BID Cuida, enfocada en expandir los servicios de cuidado para mejorar la vida de niños, personas mayores dependientes y personas con discapacidad que requieren apoyo, al mismo tiempo que se generan empleos y se acelera el crecimiento económico en América Latina y el Caribe.
Esta iniciativa contempla tres ejes clave: (i) gobernanza y financiamiento para fortalecer los marcos institucionales vigentes; (ii) incremento de las inversiones en cobertura y calidad de los servicios; y (iii) responsabilidad compartida en estos trabajos, porque sabemos que lograr esquemas eficientes también implica una distribución más equilibrada del cuidado entre hombres y mujeres.
Como parte de este programa, y en línea con las prioridades del Plan Nacional de Desarrollo y el Plan México, el BID está apoyando al país en la construcción de un Sistema Nacional y Progresivo de Cuidados. Este se basa en el apoyo de larga data del BID al desarrollo de la primera infancia y a los centros de atención diurna para personas mayores, y busca garantizar el derecho al cuidado de todas las personas que lo requieren, promoviendo la corresponsabilidad entre el Estado, la sociedad civil, el sector privado y las familias.
Fortalecer las políticas, programas y servicios de cuidados permitirá a México no solo responder mejor a las necesidades de su población más vulnerable, sino también generar una amplia gama de oportunidades, empleo, productividad y desarrollo con bienestar.
Reconocer el valor del cuidado es apenas el inicio. Apostar por él con decisión es invertir en un futuro más justo, más productivo y humano para todas y todos.

Representante del Banco Interamericano de Desarrollo en México