A medida que los desafíos y tensiones geopolíticas se intensifican en todo el mundo, algo queda claro: la política fragmentada no recompondrá un planeta fracturado. Por eso la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA, por su sigla en inglés) —el máximo órgano mundial de toma de decisiones sobre el medio ambiente— es tan crucial para enfrentar nuestras amenazas ambientales compartidas y emergentes.
La séptima sesión de la Asamblea, que se celebrará en la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en Nairobi, Kenya, este diciembre, reunirá a ministras y ministros, organizaciones intergubernamentales, acuerdos ambientales multilaterales, el sistema más amplio de las Naciones Unidas, grupos de la sociedad civil, científicas y científicos, activistas y el sector privado para dar forma a la política ambiental mundial.
Datos recientes del PNUMA muestran que las emisiones siguen aumentando, mientras los impactos de los desafíos ambientales y climáticos globales se aceleran y se vuelven cada vez más extremos. Lo vemos en olas de calor récord, ecosistemas que desaparecen y toxinas en nuestro aire, agua y suelo. Son amenazas globales que exigen soluciones globales.
Incluso en tiempos turbulentos, el multilateralismo ambiental sigue dando resultados. Desde que las naciones se reunieron en la UNEA el año pasado, este multilateralismo ha logrado avances importantes.
Los gobiernos acordaron establecer el Panel Intergubernamental de Ciencia y Políticas sobre Productos Químicos, Desechos y Contaminación, completando por fin la “tríada” de órganos científicos junto con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés) y la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, ídem). El Acuerdo sobre la Biodiversidad Marina en Áreas Fuera de la Jurisdicción Nacional (BBNJ, ídem) entró en vigor, un gran logro para la gobernanza de nuestros océanos.
Las recientes negociaciones de la COP30 también reafirmaron que el Acuerdo de París está funcionando y ofreciendo resultados para enfrentar la crisis climática, incluyendo la convocatoria para triplicar la financiación para la adaptación de aquí a 2035, un Mecanismo de Transición Justa para garantizar que la economía verde emergente beneficie a todas las personas, y nuevos diálogos sobre cómo el comercio puede respaldar un crecimiento económico resiliente al clima.
Estos no son pasos pequeños —pero tampoco suficientes para enfrentar plenamente las amenazas que enfrentamos. Pero sí confirman que el multilateralismo aún puede unir la ciencia y la política para abordar nuestros desafíos globales.
Por supuesto, el progreso no siempre es claro y sencillo. Desde la histórica resolución de la UNEA en 2022 sobre un instrumento jurídicamente vinculante para poner fin a la contaminación por plásticos, incluso en el medio marino, las negociaciones han seguido avanzando. Aunque todavía no hemos acordado un texto completo del tratado, las últimas conversaciones en Ginebra pocos meses atrás lograron avances difíciles y las naciones siguen en la mesa, manteniendo el impulso hacia un acuerdo que ponga fin a la contaminación por plásticos de una vez por todas.
Este año, bajo el tema “Impulsar soluciones sostenibles para un planeta resiliente”, la UNEA se basará en estos logros para preparar el camino hacia avances aún mayores.
La séptima edición del informe emblemático del PNUMA, Global Environmental Outlook (GEO, Perspectivas del Medio Ambiente Mundial), será clave para orientar cómo logramos este futuro. A ser publicado durante la UNEA, el Informe nos ayudará a ir más allá del diagnóstico de nuestros desafíos comunes para identificar soluciones reales en cinco áreas interconectadas: economía y finanzas; circularidad y desechos; medio ambiente; energía; y sistemas alimentarios. Con aportes de cientos de especialistas en todo el mundo, el informe GEO ayudará a las naciones a priorizar las soluciones más eficaces para alcanzar nuestras metas globales.
Para actuar con la velocidad y escala necesarias, el sistema de las Naciones Unidas debe trabajar en conjunto, con toda la familia de Acuerdos Ambientales Multilaterales colaborando para apoyar a las naciones. El PNUMA se enorgullece de albergar 17 convenciones y paneles que abarcan todo el espectro ambiental, desde los productos químicos tóxicos hasta la protección de la capa de ozono. Aproximar esta familia de acuerdos entre sí ofrece oportunidades para alinear mejor las prioridades.
Por eso la UNEA pondrá un enfoque central en cómo estos acuerdos pueden trabajar juntos para brindar un apoyo más acelerado y específico a las naciones mientras implementan sus compromisos. Porque actuar sobre el clima es actuar sobre la biodiversidad y la tierra; porque actuar sobre la tierra es actuar sobre el clima; porque actuar sobre los productos químicos, la contaminación y los desechos es actuar sobre la naturaleza y sobre el clima.
La inacción ahora tiene un costo más claro que nunca. En la UNEA-7 en Nairobi —la capital ambiental del planeta—, el “Espíritu de Nairobi” podrá transformar los desafíos compartidos en acciones compartidas y, en última instancia, en prosperidad compartida en un planeta seguro y resiliente que beneficie a todos y a todas.
Inger Andersen
Directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

