Por: Luz Elena Baños Rivas, Mayerlyn Cordero Díaz, Ana Irene Delgado, Myrtha Désulmé, Claudia Escobar Mejía, Lou-Anne Gaylene Gilchrist, Jacinth Henry-Martin, Delita Elizabeth Mccallum, Natalia Novoa Pallas, Venessa Ramhit-Ramroop, Alejandra Solano Cabalceta, Céline Giusti, Carmen Montón Giménez y Alejandra Mora Mora *
La Organización de los Estados Americanos (OEA) tiene un techo de cristal. Literalmente. Es una estructura imponente, una cúpula, que permite el paso de la luz a uno de los espacios más emblemáticos de la diplomacia hemisférica: el Patio Azteca, ubicado en la sede principal de la organización en Washington D.C.
Hasta ahora, ese techo también representaba un límite simbólico: el que, durante 77 años, impidió que una mujer llegara a los más altos niveles de decisión dentro de la organización. El pasado 5 de mayo, ese techo -de vidrio real y de barrera histórica- finalmente se rompió. Y al romperse, abrió el espacio a nuevos imaginarios con la elección de la primera Secretaria General Adjunta de la OEA en su historia, la diplomática colombiana Laura Gil.
Esta es una señal clara de la multilateralidad regional, de que en las Américas ya no hay vuelta atrás en el camino hacia la igualdad. La elección de una mujer no ocurrió de manera aislada. Estuvo acompañada por un proceso que también rompió estereotipos: las tres candidaturas fueron de mujeres destacadas; la Asamblea General fue presidida por una Embajadora; y la mesa de escrutinio fue integrada en su totalidad por mujeres diplomáticas.
Por eso hoy decimos sin titubeos: este es un tiempo de mujeres. Y no es un eslogan. Es una constatación de hechos. Y sí, nos tomó 77 años. Pero la historia no se mide solo por el tiempo que tarda en cambiar, sino por la fuerza con la que, cuando lo hace, transforma todo a su paso.

Lo que celebramos hoy es el mensaje, es el simbolismo, es el ejemplo a las niñas y jóvenes de América Latina y el Caribe que sueñan con liderar, decidir, transformar. Es un recordatorio, también, para los organismos multilaterales del mundo —incluida la propia ONU— de que los tiempos de las exclusiones deben terminar.
La elección de la Embajadora Laura Gil se enmarca además, en otro avance importante: por primera vez, la Secretaría General de la OEA estará liderada por un representante del Caribe. El Embajador Albert Ramdin, diplomático de reconocida trayectoria, defensor del multilateralismo y del diálogo. Esta nueva etapa abre representación más cercana a las realidades diversas del hemisferio.
El multilateralismo necesita nuevas voces y miradas. Las mujeres aportamos talento con valor para los tiempos que vivimos.
Sabemos que aún hay mucho por hacer. Pero también sabemos que no partimos de cero. Lo que hoy celebramos y acompañamos debe traducirse en políticas sostenidas, en el fortalecimiento de la paridad y en que más mujeres accedan a los puestos de toma de decisión en el multilateralismo, como un compromiso institucional con la igualdad y la democracia.
Celebramos y acompañamos estos procesos institucionales para que sean permanentes. Porque cuando una mujer rompe un techo de cristal, no lo hace solo por ella. Abre camino. Deja grietas por donde otras pueden mirar hacia arriba y soñar más alto, para que las mujeres de las Américas sigamos pregonando con claridad y con esperanza: ya nada detiene este tiempo de mujeres.
*Embajadoras ante la OEA de México, República Dominicana, Panamá, Haití, Guatemala, San Vicente y las Granadinas, Saint Kitts y Nevis, Jamaica, Uruguay, Trinidad y Tobago, Costa Rica, Francia, España, y la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres.