Apenas iniciado su gobierno, Donald Trump ha detonado una verdadera revolución. En muchos sentidos, el mundo cambió el 20 de enero. Tiene importantes consecuencias. Significa un “cambio de modelo” para Estados Unidos.
¿Cuáles son esos elementos? Los encarna la palabra “MAGA”: “Make America Great Again”. Implica consolidar a Estados Unidos como la primera potencia mundial. Uno de sus medios es una política de reindustrialización, apoyada en una política proteccionista con el uso generalizado de aranceles, contra países y sectores.
Da un golpe mortal al proceso de integración de América del Norte y del T-MEC. Destruye el proceso de “nearshoring” y lo sustituye por el “inshoring” aislacionista, que significa promover el regreso de las empresas y en general de la inversión hacia Estados Unidos. Destruye el orden internacional de la postguerra y uno de sus principales pilares, la Alianza atlántica con Europa. Cancela los instrumentos de cooperación internacional con los países más pobres, como la Agencia para el Desarrollo Internacional, la USAID. Reanuda una política expansionista con la amenaza de recuperación del Canal de Panamá, la absorción de Groenlandia y su pretendida absorción todavía “conceptual” de un nuevo Mare Nostrum-el Golfo de México.
La tesis de este artículo es que esta “visión” no es solo ocurrencia, ni casualidad, sino que tiene un claro referente histórico que se remonta a un periodo clave de la historia de Estados Unidos, de aproximadamente 1890 a 1910, que se ha llamado el “Golden Age” –concepto que Trump aplica para sí- y que Mark Twain rebautizó apropiadamente como el “Gilded Age”, la era del “Oropel”.
Tiene como referencia explícita y ejemplos al presidente William McKinley y al Presidente Theodore Roosevelt, ambos republicanos, los principales gobernantes del periodo. Se refiere al primero elogiosamente, en su discurso de toma de posesión, y restablece el nombre de la montaña famosa Mount McKinley, que había cambiado de nombre. Se reconoce que ambos iniciaron el proceso de rápida industrialización y que, después del periodo de la Segunda Guerra Mundial (con su economía de guerra), es el de más rápido crecimiento en la historia de Estados Unidos.
McKinley es uno de los principales impulsores de la política americana del proteccionismo como instrumento principal de desarrollo industrial. Como legislador, fue Presidente del comité que aprobó una tarifa universal llamada: “The McKinley Tariff”, que significó aumentar el arancel promedio a más de 50%. Después, como presidente electo en 1897 continuó manteniendo una activa política proteccionista, bandera del Partido Republicano.
Paradójicamente, los demócratas eran “librecambistas”. Ese “proteccionismo” convirtió a Estados Unidos en primera potencia industrial, pasando a Inglaterra, entonces “librecambista”. Durante su gobierno se aplicó una política expansionista con la absorción de Hawái y la guerra con España de 1898, que significo la anexión de Puerto Rico, Guam y Filipinas, y la independencia de Cuba.
Otra característica del “Gilded Age” es el surgimiento de una oligarquía de “capitalistas salvajes”, los llamados “Robber Baron” (Barones ladrones), que fueron los artífices del despegue industrial: Vanderbilt, con la formidable expansión de los ferrocarriles; Carnegie, en el acero; Rockefeller, en el petróleo; J.P. Morgan, en finanzas; siempre con el gran apoyo del gobierno y una política de “laissez faire” (dejar hacer).
A McKinley lo asesinaron en 1901 y Roosevelt, su vicepresidente, asume la Presidencia y es considerado uno de los grandes presidentes de Estados Unidos (1901-1909). Fue nombrado por uno de sus biógrafos, E. Morris, como Theodore Rex. A Trump, actualemye, la revista Time y The Economist lo denominan: “Trump the King”. Roosevelt fue un presidente con importantes características populistas, intolerante de los medios críticos, a los que llamaba “muckrakers” (“loderos”). Continuó con las políticas expansionistas, construyó y se apropió del Canal de Panamá, actuando con lo que se llamó el “Gunboat Diplomacy”, ahora sería el “Tariff Diplomacy”, y su veta autoritaria la caracterizó como la de “Speak softly and Carry Big Stick”. Sí introdujo elementos del nuevo progresivismo de moda, particularmente aplicando la legislación “antimonopolios” contra los grandes conglomerados, los “trusts”. Desde luego, en lo económico continuó con las políticas activamente proteccionistas de McKinley.
Estos pues son los grandes referentes históricos de Trump, McKinley y T. Roosevelt. Presidentes fuertes que impulsaron la industrialización con proteccionismo activo, a través del arancel y la gran expansión de los ferrocarriles; apoyaron a los grandes capitalistas, los “Robber Barons”, que fueron los artífices de la “Gilded Age”, y un imperialismo expansionista. Fue su versión de hacer de Estados Unidos la primera potencia, la MAG (“Make America Great”), ¡que ahora Trump hace suya otra vez: MAGA!
*Embajador de México en Canadá (2013-2016)