La página oficial de la Casa Blanca eliminó su versión en español y mandó dos mensajes. Muchos estadounidenses gustan que su presidencia se presente en inglés. Y la mayoría de los mexicanos no entiende qué pasa en Estados Unidos porque no sabe el idioma. Ambos somos analfabetos en distintos sentidos.
En su momento, la iniciativa de George W. Bush mostró una cara de Washington en español con sentido práctico y simbólico. Bush había ganado Texas con el voto hispano en su segundo periodo como gobernador y rebasó a los republicanos. En el año 2000 este electorado representó 13% de la población nacional. Incluso, el presidente se acercó al Consejo Nacional de la Raza y a vida de migrantes indocumentados.
La página en español de la Casa Blanca permitía leer principales políticas estadounidenses en un lenguaje creciente, facilitaba realizar trámites administrativos y migratorios. Fue mantenida por los presidentes Obama, Biden y retirada de manera recurrente por Trump.
Hoy, latinos y otras minorías no tienen problema de manejarse en inglés. Un tercio de los hispanos declara que es sólo anglófono. De los que nacieron en suelo estadounidense, 90% habla muy bien el idioma. Los cubanos, puertorriqueños, colombianos y venezolanos tienen mayor facilidad con el inglés frente a mexicanos y centroamericanos.
Los migrantes indocumentados mexicanos y centroamericanos enfrentan mayores barreras y discriminación por su ignorancia del inglés, a nivel laboral, migratorio y en los servicios de salud (según LA Times Survey of Immigrants). Seis de cada 10 dicen que por la lengua no conocen la política migratoria de EU, ni cómo afecta a su familia. En contraste, más de 50% de los que sí hablan inglés consiguen más fácil su “green card”, permisos de residencia y doble nacionalidad. Parece inexplicable que dos vecinos norteamericanos estén perdidos en la traducción en pleno siglo XXI. México ha sido satanizado en la opinión pública estadounidense, con afectaciones patrimoniales en su economía y humanitarias en sus migrantes. En seguridad, narcotráfico, comercio y frontera aparece reprobado. “Los americanos tienen generalmente una visión negativa de México”, lo contrario a 2017, cuando también se midió (según el Pew Research Center 2024). Ahora 60% de los estadounidenses, la mayoría, tiene una imagen negativa de los mexicanos.
A muchos no sorprende que el 70% de la población blanca desestime a México. Lo que es difícil de concebir en la vieja Tenochtitlán es que la mitad de los latinos no tenga simpatía por los mexicanos. De hecho, las quejas comunes de varias comunidades son: vernos al ombligo, no aprender las reglas y el lenguaje anglosajón.
En estricto sentido, el gobierno estadounidense tiene el derecho de usar su lengua fundamental. No es responsabilidad de EU que millones de indocumentados mexicanos no hablen inglés y que su baja educación no les permita aprenderlo tan rápido como otros latinoamericanos.
Una respuesta diplomática mexicana sería actualizar los principales portales de gobierno en inglés, con datos positivos y verificables. La solución a mediano plazo es extender la lengua inglesa entre los estudiantes y la población de México. El inglés es una herramienta de sobrevivencia, si no para conseguir un trabajo o triunfar como migrante, sí para leer lo que pasa en Estados Unidos, sin discriminaciones, ni traducciones.
Especialista en geopolítica y miembro de Comexi