La semana pasada reflexioné sobre la realidad actual de “lo judío” y sus cambios asociados a la triste historia del conflicto en Medio Oriente, donde Israel y parte de sus vecinos y no vecinos son noticia diaria y motivo de preocupación mundial. Gaza, Líbano, Irán, Yemen, Irak, Siria y Qatar confrontan a Israel y viceversa. Octubre 7 de 2023, tras el asesinato de aproximadamente 1200 israelíes a manos de Hamás, fue la continuación de un conflicto nunca resuelto entre Israel y Gaza, representado por el grupo terrorista mencionado, no por los oriundos.

Me repito: soy mexicano, judío laico, hijo de padres víctimas del Holocausto, sin familia debido a la matazón perpetrada por los alemanes y orgulloso del conocimiento generado por pensadores, científicos y artistas judíos “libres” como Levinas, Chagal, Benjamin, Einstein, Marx, Buber y Bauman o escritores israelíes como Keret, Oz y Grossman que no comulgan, al igual que yo, ni con el detestable Netanyahu ni con sus ministros religiosos/fanáticos.

La añeja discusión sobre si se imbrican o no antisionismo y antisemitismo nunca finalizará. La guerra actual ha atizado con celeridad el antisemitismo a partir del juicio sumario contra Israel y las muertes de un sinnúmero de inocentes en Gaza y en Israel. Se ha desatado una suerte de nueva judeofobia a nivel mundial como apoyo a los gazatíes y en contra de la comunidad judía, independientemente de su locación, de su afinidad con el país donde viven y sus campos de trabajo, sean académicos o económicos.

Un ejemplo para ilustrar la situación, me refiero a Bernard-Henri Lévy (1948), quien ha sido objeto de maltrato. Escritor, periodista, director de cine, editor y filósofo, radicado en Francia, judío/ateo, galardonado con diversos premios, implicado en urgencias humanas como Darfur, Bangladesh, el drama del pueblo Kurdo, las masacres en Bosnia, e inter alia, la invasión rusa y las muertes en Ucrania. Lo anterior es una breve síntesis sobre sus quehaceres. Aunque controvertido en Francia, es uno de los intelectuales franceses vivos más respetados en su país, sobre todo por sus compromisos con ideas progresistas a favor de la comunidad francesa y mundial.

Lévy publicó en septiembre Israel Alone (Editorial Post Hill Press), libro donde analiza el conflicto actual entre Israel y sus vecinos. El texto es el primero que publica Lévy en su larga carrera como escritor —50 años— sobre Israel. Temas como racismo, apartheid, genocidio, sobrerreacción militar, y, entre otros, islamofobia conforman el cor del libro así como la denuncia contra el eje antidemocrático conformado por Irán Rusia, China, Turquía y las naciones árabes islamistas. Las líneas previas son una mínima lectura del libro.

Se puede estar o no de acuerdo con Lévy, quien ha publicado la friolera de 45 libros. Lo que después ocurrió es un ejemplo del nuevo antisemitismo. The Free Press es una publicación fundada en 2021 con sede en Los Ángeles. Su meta es compartir con diversos medios libros nuevos. Hace dos semanas, los directores/encargados de The Free Press rechazaron publicar información pagada, sobre el libro “debido a que le causaría problemas a los vendedores de libros por lo que la revista optaba por deslindarse de Israel Alone. El meollo, aducían los representantes, es la portada donde aparece la palabra Israel, “lo cual podría molestar a la audiencia”; asimismo, al público no le gustará ver el libro en los estantes de las librerías “la palabra Israel molesta más que otras incomodidades como negro o transexual”.

El affaire Lévy ilustra el ascenso del antisemitismo y sus vínculos con Israel. No es cómodo ser judío liberal y sentirse amenazado. Yo, por supuesto, me incluyo en la lista.

Médico y escritor

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