Detesto a Netanyahu, amigo, sotto voce, de Hamas. Me dan asco sus ministros ultra nacionalistas, Ben Gvir y Smotrich, cuyo fanatismo pretende acabar con los habitantes de Gaza, sean inocentes o asesinos. Netanyahu ha logrado, al igual que otros líderes de la ralea y nauseabunda política contemporánea mundial dividir a la sociedad: unos aplauden, otros odian.

Detesto, inicio este párrafo con la misma palabra que el previo, más y de incontables formas, a quienes han sostenido a Hamas como medio para expresarse. Qatar e Irán a la cabeza. El primero, rico ad nauseam, refugio de algunos líderes de Hamas, donde habitan en casonas bellas y lujosas. Dichos dirigentes usufructúan el dinero qatarí: casi ninguno visita Gaza.

En cuanto a Irán, uno de los grandes cánceres actuales, no pocos nos preguntamos hasta cuándo aguantará la población las tropelías del régimen, sobre todo, los asesinatos de mujeres jóvenes por llevar chueco el velo o por no someterse a la tiranía de sus maridos, ni acatar las órdenes de la Policía Moral, cuya misión es detener, y matar a las mujeres que no respeten el estricto código de vestimenta islámico.

La pregunta es obvia, ¿cuándo la población iraní se sublevará, como sucedió en Siria dónde el sátrapa Bashar al-Assad huyó y se escondió arropado por los brazos de Putin? seguido por el hermano menor Maher, dueño de la distribución de la droga captagon.

Las notas previas son un preámbulo para aterrizar en las fiestas organizadas por los terroristas de Hamas, siempre con la cara cubierta, lo cual, siguiendo a Lévinas, recuerda la importancia del rostro. Esconder la cara es una artimaña necesaria de los terroristas: no solo lo hacen cuando devuelven cadáveres judíos; cubrirse la tez con sus pares gazatíes es norma.

Las reuniones organizadas por Hamas, Irán y Qatar al devolver muertos, acompañadas de música, bailables y desfiles donde la alegría de Hamas y de niños y niños es incalificable. En una de las morbosas rondas, los terroristas entregaron, después de 500 días de cautiverio, los cuerpos de algunas presas, incluyendo, según afirmaron, el de Shiri Bibas, la madre de Ariel de 4 años y Kfir de diez meses, asesinados, de acuerdo a estudios de medicina forense, en noviembre de 2023. Como parte de la cruel “filosofía” de Hamas y asociados, el cuerpo no es el de Shiri; por ahora es un cadáver anónimo, ¿de una palestina? Los repugnantes videos muestran la alegría y el júbilo propios de un gran festejo. La denigración de cualquier veta humana, ética o moral es absoluta: Hamas cumplió. Toda o casi toda la población de Gaza ha sido contaminada: la alegría al entregar los cuatro cuerpos fue universal.

Reconozco, por ser judío, mi sesgo. Me pregunto si en toda la población de Gaza no había, como sucedió durante el Holocausto en Alemania, alguna alma buena que se apiadase de los rehenes.

El asesinato de bebés gazatíes, por parte del ejército israelí y por los terroristas de Hamas me impacta y duele como el de los israelíes. Netanyahu merece ir a la cárcel. Lamentablemente sus ministros religiosos fanáticos nunca cambiarán. Mientras los sátrapas iraníes no caigan y naciones como Egipto o Arabia Saudita no se acerquen a la población palestina, los hamasianos seguirán escondiendo su rostro y festejando sus victorias.

Oded Lifshitz, 84 años. periodista de un rotativo de izquierda, fue, al igual que otros israelíes un ferviente defensor de los derechos palestinos. Durante una década transportó a niños palestinos para ser atendidos en Israel. Regresó en una bolsa para cadáveres, traicionado por las personas que ayudó.

Médico y escritor

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