En las últimas semanas, en algunos círculos académicos y medios de comunicación, se ha estado planteando la interrogante sobre si la economía mexicana ya presenta signos de estanflación. Recordemos que el término hace alusión a la situación económica de un país en el que hay un aumento generalizado de los precios combinado con un estancamiento económico y desempleo. Afirmarlo no es una tarea fácil, ya que se requiere hacer un análisis profundo; sin embargo, podemos ver algunas señales a través del comportamiento de la inflación, el PIB y la desocupación, por lo menos desde 2020 a la fecha.
Partiendo de que el objetivo fijado por el Banco de México de que la tasa de inflación se ubique en alrededor de 3%, para este 2021, y conociendo la información sobre la variación de los precios en lo que va del año, podemos anticipar que difícilmente se va a conseguir, ya que, de acuerdo con datos proporcionados por el mismo Banxico, la inflación se ha venido incrementando. En la primera quincena de enero la tasa anual quincenal fue de 3.33%, y para la segunda quincena de septiembre fue de 6%, casi del doble del objetivo estimado por el Banco Central.
En cuanto al comportamiento del PIB trimestral, el 2020 fue prácticamente un año de tasas negativas. De hecho, fue en el segundo trimestre cuando se observó la peor caída, con una tasa negativa de 18.8%. A partir de entonces, se registró una gradual recuperación, como se pudo ver en el segundo trimestre de este año, que cerró en 19.5%. Esta caída se combinó con la fuerte desaceleración de la inversión fija bruta, que tuvo su peor baja en mayo de 2020, con un valor del Indicador de Inversión Fija Bruta de 63.9 unidades. A partir de entonces, se ha recuperado hasta alcanzar el valor de 94.3 puntos. A lo largo de todo el año pasado, este índice también presentó tasas negativas y no fue hasta marzo de este año que empezó a revertirse con tasas positivas de crecimiento a la par de la recuperación del crecimiento económico.
En cuanto a la desocupación, desde principios de 2020 la tasa se fue incrementado hasta alcanzar el porcentaje más alto en junio de ese mismo año, con 5.4%. Desde entonces ha venido cayendo hasta llegar, en agosto de este año, a 4.1%.
Como se puede observar, la desocupación y el crecimiento económico poco a poco van mejorando y, en cuanto a la inflación, el mismo gobierno estima que termine en 5.7%. También está proyectando que la tasa de crecimiento del PIB sea de 6.3%, por lo que se ve difícil que la economía del país entre en un periodo de estanflación.