El señor doctor Hugo López-Gatell, a quien sus malquerientes llaman de manera insidiosa “el doctor muerte”, demostró que está muy vivo, que tiene más vidas que un gato, y que él sirve para lo que sirve, y no sirve para lo que no sirve.
Desde luego que Hugo, como cariñosamente lo llama el padre fundador de la gloriosa Cuarta Transformación, quien descubrió el genio de este gran científico mexicano, sirve para salvar al mundo de todas las enfermedades y no sirve para estar desempleado.
Sería pecaminoso privar al mundo de una mente tan brillante como la del doctor López-Gatell, y por ello, y en bien de la humanidad, la presidenta Claudia Sheinbaum lo mandó a Suiza, para que, con su gran talento, ayude a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a luchar contra todas las enfermedades que amenazan a la humanidad.

Pero, hablemos del elefante en la sala. Sí, a Hugo le falló feamente el cálculo de muertes por Covid en México, pero Hugo es médico, no matemático. Y quizá el buen doctor López-Gatell no pudo evitar tantas muertes en el país durante la pandemia, pero lo que sí logró fue detener un golpe de Estado en contra del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, orquestado por padres de niños con cáncer, que auspiciados por la derecha neoliberal de México y otros países querían derrocar al régimen democrático de la Cuarta Transformación.
Sí, quizá Hugo no sirvió para contener las muertes de mexicanos por el Covid, pero sirvió, y con mucho éxito, para mantener con vida la Cuarta Transformación al evitar que los malévolos padres tomaran el poder político de México.
López-Gatell perdió cientos de miles de vidas de mexicanos con su actuación como funcionario sanitario del gobierno, pero, como político morenista, salvó a millones de ciudadanos del virus fifí y de una pandemia de conservadurismo.
Azote de las vacunas y los tapabocas, López-Gatell está llamado, con su participación en la OMS, a repetir a nivel mundial los logros que obtuvo en México. Sus cartas credenciales destacan que, en solo seis años, logró convertir el deficiente sistema de salud mexicano en uno mejor que el de Dinamarca, uno de mayor calidad del mundo. Y que, en ese mismo lapso, también acabó con el histórico desabasto de medicamentos que vivía el sistema público de salud en el país. Aunque, es justo decirlo, Hugo no habría alcanzado estas metas sin el apoyo total que recibió del presidente López Obrador.

Desde luego, estos logros le son regateados al doctor López-Gatell por los conservadores, quienes aseguran que el sistema sanitario del país sigue siendo de mala calidad y argumentan que el desabasto nunca se acabó. Sin embargo, es muy fácil comprobar que lo dicho por los adversarios de la 4T es falso de toda falsedad. Solo basta que usted recuerde la última vez que estuvo en su clínica del IMSS o internado en algún hospital del ISSSTE, y de inmediato se dará cuenta que lo dicho por los detractores del cambio son puras mentiras, pues, seguro usted habrá comprobado en carne propia que fue atendido como si estuviera en un centro hospitalario danés, con la misma calidad que en esa nación europea, pero además, con la calidez del bien pagado personal médico mexicano, y de uno que otro cubano, que solidariamente presta sus servicios en nuestro país.
Pero López-Gatell no solo tiene un cauda de éxitos científicos en su carrera, sino que es un hombre de vanguardia. Hoy que otras grandes mentes, como el actual secretario de salud de los Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr, quien apoya la teoría de que la aplicación de algunas de algunas vacunas está relacionada con el autismo, López-Gatell cae en el plano internacional como anillo al dedo para emprender una lucha global contra los capitalistas laboratorios que no buscan otra cosa que enriquecerse a costa del temor de la población a enfermedades que, según su maestro AMLO, solo padecen los corruptos y no se combaten con vacunas, sino con honestidad valiente, y algunas ayuditas divinas.
"No mentir, no robar y no traicionar ayuda mucho para que no dé el coronavirus”, dijo AMLO al inicio de la pandemia, al tiempo que sacó de su cartera una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, conocida como “Detente”, y aseguró que esa era su protección contra el contagio.

Usted recordará que el científico López-Gatell también aportó su sabiduría en beneficio de los mexicanos y desmitificó el uso del cubrebocas para evitar contagios por Covid, cuándo alguien se atrevió a decir que el presidente AMLO, quien no lo usaba, podría contagiar a los demás el sabio habló: “La fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio”, quien por meses se opuso a la compra de vacunas a los ventajosos laboratorios extranjeros para contener el avance del virus.
Irónicamente, un hombre que cree poco en las vacunas hoy tiene vida política gracias a que recibió la potente vacuna AMLOdol.
ME CANSO GANSO
Chilangos: ya ni llorar es bueno. - Hay quienes consideran que la designación de Hugo López-Gatell, como representante de México ante la OMS es un premio de consolación luego de que no logró la candidatura a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, por la que compitió el año pasado, pero en realidad quienes debieran recibir un bono compensatorio son los habitantes de la capital del país, pues como resultado de tómbolas, encuestas y grillas, se quedaron, nos quedamos, privados de ser gobernados por una de las mentes más brillantes del mundo. C'est la vie.