Usted, querida lectora, querido lector, ¿sabe cuál es el valor más grande de la Cuarta Transformación? Acaso la honestidad, la verdad, la justicia, el amor por los más pobres, el respeto a las mujeres. Cerca, pero no. En todo lo anterior, la 4T está requetebién, pero, por mucho, su valor más destacado es el de la amistad.
Ahora se lo demuestro.
Si a usted le presentaran pruebas de que un viejo y muy buen amigo suyo, al que le dio trabajo en un puesto de gran responsabilidad le falló cometiendo y tolerando actos de corrupción y violaciones de los derechos humanos, y que su indolencia y complicidad ocasionaron la muerte de 40 personas, usted lo seguiría protegiendo y llamando amigo. Si su respuesta es no, usted quizá no es digno de contarse entre los millones de fieles que abrazan el Humanismo Mexicano, que es el modelo de gobierno que guía a la Cuarta Transformación, que tiene como pilar fundamental la amistad y cuyo líder supremo es el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La Fiscalía General de la República, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y cientos testimonios sostienen que durante la gestión de Francisco Garduño, como comisionado del Instituto Nacional de Migración, en esa dependencia se han cometido actos de tortura, violaciones sexuales, extorsiones y malos tratos contra migrantes extranjeros. Se les ha hacinado, y en el acto más cruel registrado hasta ahora, se les dejó encerrados en una celda durante un incendio, con un saldo, hasta ahora, de 40 personas muertas.
Y, mientras la FGR y la CNDH presentan Garduño como un demonio, para su amigo él es un ángel, y está seguro de que el tiempo, y la justicia, se encargarán de demostrar que don Francisco es más inocente que un recién nacido.
“Es bueno su trabajo en general, siempre ha tenido un buen desempeño. Lo conozco desde hace muchos años, trabajo conmigo cuando fui jefe de gobierno (…) luego estuvo de subsecretario en la Secretaría de Gobierno y lo nombré de Migración (…) Es una gente recta, trabajadora”, dijo esta semana el presidente López Obrador al conocerse que la FGR había iniciado una acción penal contra Garduño luego del homicidio de los migrantes en Ciudad Juárez.
Y, si se pasan por alto un par de cosas, como el hecho de que 40 migrantes murieron y que el INM está corroído por la corrupción y las violaciones a los derechos humanos, se podría coincidir con AMLO en su valoración sobre Garduño y aceptar que “es bueno su trabajo”.
Y no es que el Presidente no quiera culpar a Garduño, sino que tiene dudas sobre su responsabilidad en este desastre. A lo mejor a don Paco también lo chamaqueron, como a otro de sus grandes amigos, Ignacio Ovalle, a quien unos tunantes tricolores lo marearon, y acabaron por despelucar a Segalmex con 15 mil millones de pesos, en lo que hoy se conoce como la “Estafa Doctora”, nombrada así debido a que logró un mayor grado que la “Estafa Maestra” del sexenio de Enrique Peña Nieto, en la que se birlaron poco más de 7 mil millones de pesos.
“A estas instituciones ( Diconsa y Liconsa que constituyen Segalmex), llega un grupo que propone Ignacio Ovalle, una gente buena, desde mi particular punto de vista, que lo engañan, pero a los que recomienda, puro priista de malas mañas, acostumbrados a robar y los mete y empiezan hacer negocios (…) empiezan a comprar leche, a comprar maíz, pagando precios elevados y se descubre que hay corrupción (…) yo creo que se confió”, dijo el Presidente en defensa de su amigo, con el que le une una añeja relación, que se remonta a 1977, cuando don Nacho fue el primer jefe del entonces joven Andrés Manuel en el Instituto Nacional Indigenista, ambos en su papel de militantes del PRI.
Y como a Ovalle, es probable que a Garduño, alguien le haya tomado el pelo, y sin que él lo supiera se autorizaron contratos con compañías patito de seguridad sin licitación, y por montos que duplican lo pagado por otras dependencias para este tipo de servicios.
Quizá algún “priista de malas mañas” le ocultó que el negocio del tráfico de migrantes por el territorio de México, apoyado por agentes del INM, está generando ilícitas ganancias millonarias.
Es posible que sus colaboradores le haya ocultado el hacinamiento, lo malos tratos, las extorsiones, las violaciones sexuales y las demás atrocidades que suceden en los centros de detención del instituto a su cargo.
Nadie puede dar crédito a los señalamientos de que Garduño, ese bonachón septuagenario, que también desde el tiempo en que ambos eran priistas, trabó una buena amistad con AMLO, sea capaz de violar derechos de los migrantes y de permitir actos de corrupción. Quizá los conservadores, los neoliberales, sí puedan creer las acusaciones contra él, pero su amigo, jamás.
Es cierto que, en el INM, los migrantes se convirtieron en reos, que en el INM se les extorsionaba, que en el INM se les vejaba, que en el INM cundió la corrupción, que en el INM había que pagar para tener beneficios si se estaba detenido. ¿Esto le suena? ¿Lo había escuchado en otros ámbitos, como, por ejemplo, el de los penales?
Y, sólo porque Garduño es un experto en penales, ahora hay quienes creen que él es el responsable de que el IMN se haya penitenciarizado y que heredara todos los males que por años han tenido las cárceles en el país. Nadie dice que sea falso que en el instituto existan hoy todos estos flagelos, lo que hay que tomar en cuenta es que pudieron pasar sin que el “recto y trabajador” Paco se haya enterado.
Francisco Garduño fue designado al frente del instituto para contener la ola de migrantes que comenzó a cruzar por la frontera sur con el fin de llegar al norte, a los Estado Unidos. Para esa tarea, a don Paco le dieron una placa y la ayuda de 30 mil elementos de las fuerzas armadas. Y, cuál fue el resultado: la migración indocumentada creció y el gran negocio del tráfico de personas floreció, pero eso, perdóneme usted, tampoco es culpa de Garduño, los responsables son, en primer término, los migrantes por salir de su país sabiendo los peligros que implica caer en manos del INM en México, y después, el gobierno de Estados Unidos por cerrar sus fronteras. También hay alguna pequeña responsabilidad de quienes en el gobierno de México hacen y ejecutan las políticas migratorias, es decir el canciller Marcelo Ebrard y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, a cuya secretaría pertenece el desconcentrado INM.
Pero desde ahora le adelanto, si Marcelo y a Adán, otros dos buenos amigos del Presidente, incurrieron en alguna responsabilidad, seguro a ellos también los engañaron.
¡Pobrecitos!
ME CANSO GANSO. -Lo que el viento a Juárez. – Vaya ironía. El presidente Andrés Manuel López Obrador pasará a la historia por Juárez, aunque no por su declarada admiración a la obra de don Benito, el Benemérito de las Américas, sino por el incendio en Juárez, y las 40 vidas que ahí se perdieron como resultado de la corrupción y la inhumanidad.