El músico regiomontano Ramón Ayala se hace llamar “El rey de acordeón”, y algunas personas consideran que el también regio Celso Piña, ya fallecido, podría igualmente ser considerado un monarca en la ejecución de este instrumento melódico de viento, pero ninguno de los dos soñó siquiera con alcanzar el virtuosismo que Morena demostró en el manejo de los acordeones el pasado domingo.
De cuando en cuando, al improvisar, a Ramón o a Celso les podía fallar una acorde, pero Morena tocó nota por nota y apegándose con rigor a la partitura logró una pieza maestra en las votaciones para elegir a los miembros del Poder Judicial.
En sus acordeones Morena puso a quienes quería que fueran las 5 ministras y los cuatro ministros que deberían de integrar el nuevo pleno de la Suprema Corte de Justicia y, precisamente, esos nueve candidatos fueron los que el pueblo libremente decidió que sean los máximos guardianes de la justicia y de la Constitución del país durante los próximos 12 años. Admirable la sintonía entre el régimen y el pueblo, que, aunque de manera algo discreta (9 de cada 10 mexicanos no votaron), participaron en la elección de los juzgadores, lo hicieron sin el mínimo error, nueve sugeridos, nueve electos. ¿Alguna duda de la perfección?
Cuánta razón tenía el fundador de la Cuarta Transformación, Andrés Manuel López Obrador, cuando con su voz amorosa y pausada decía: “El pueblo de México es mucha pieza”.

Ahora sí, la Cuarta Trasformación, en este su segundo piso, no tiene ningún obstáculo conservador que se interponga en su progresista camino. Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, están bajo la conducción de mujeres y hombres pertenecientes, o afines, al movimiento transformador, así que México va que vuela para potencia mundial.
Algunos países del mundo, en los que poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial son parte de un mismo movimiento político, suelen ser llamados dictaduras. Pero, en el caso de México, solo una menta obtusa y enferma podría pensar que se vive una dictadura, cuando en realidad se trata de una fase superior de la democracia, en la que el pueblo bueno y sabio ha elegido libremente a sus gobernantes, legisladores y jueces, estos últimos quizá con la ayuda de un pequeño acordeoncillo, pero, a fin y al cabo, el pueblo los eligió.
Pero, regresando a el concierto de acordeón que Morena dio el domingo pasado, dese cuenta de que no se trata solo de tener talento, sino de estudiar muy bien para que no haya errores.

En el caso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Morena no dejó nada al azar. Era necesario asegurarse de que las 5 mujeres y los cuatro hombres que integrarán el pleno del máximo tribunal del país comulgarán con el movimiento, y que no existiera el mínimo riesgo de que por sus venas corriera sangre conservadora o neoliberal. Para ello, se pusieron en el acordeón a cinco mujeres confiables. Para empezar, tres de ellas, actualmente ministras, le deben su cargo al expresidente y padre de la 4T, Andrés Manuel López Obrador, pues fue él, durante su mandato, quien las propuso para llegar a la Corte, y llegaron. La cuarta mujer candidata, también una leal 100% a AMLO, pues fue, nada menos, que su consejera jurídica durante la mayor parte de su mandato presidencial. Y la quinta, la única ministra que no ha estado cerca de López Obrador, es una profesional del derecho, que no puede ser considerada como conservadora.

Y en el caso de los cuatro ministros hombres, cuyos nombres estaban en los “acordeones del bienestar”, quien sacó el mayor número de votos, poco más de 6 millones, y será el próximo presidente de la Suprema Corte, es un indígena oaxaqueño muy prestigiado en la defensa de los derechos de los pueblos originarios, y también muy cercano al expresidente AMLO. Otros dos han tenido pronunciamientos cercanos a la 4T, y uno más, tiene una carrera académica y judicial, y no ha mostrado cercanía con el movimiento, pero tampoco se le tiene por un impulsor de las políticas de derecha que tanto censura el exmandatario.
Así, en la mayoría de las vidas de las y los integrantes de la nueva Suprema Corte ha estado presente el expresidente López Obrador, quien ahora tendrá en la cabeza del Judicial, como lo tiene ya en las cabezas del Ejecutivo y Legislativo, mueres y hombres que cuiden y continúen su legado de transformación, y durante los próximos 12 años contará con jueces amigos y leales, por lo que se pudiera ofrecer.
Ahora ya le queda claro quién es el verdadero Rey del acordeón: no se confundan.
ME CANSO GANSO
El acordeón de seguridad. - Y, si por algún motivo, a cualquiera de los 9 ministros y ministras del bienestar le cruza por la mente un pensamiento conservador o fifí, el Rey del acordeón también se encargó de quienes serán los encargados de vigilar y juzgar a los jueces, es decir, el nuevo Tribunal de Disciplina Judicial, esté conformado por mujeres y hombres cercanos y afines a la 4T. Confiar es bueno, pero es mejor no confiar.