Como dijo el viejo, (esto de viejo dicho con el cariño y respeto con el que se le habla a un sabio abuelo) aquí solo hay de dos sopas, y la de fideos ya se acabó. Este domingo, usted en la urna estará frente a una encrucijada, si toma hacía la izquierda estará a favor de mantener todo lo ganado en los últimos seis años. Si, por el contrario, opta por el camino de la derecha, volverá a la corrupción del pasado, a los elevados precios de las gasolinas, a los altos niveles de violencia, a la falta de servicios de salud y a la pobreza que México vivía antes de haber sido bendecido con la llegada de la Cuarta Transformación en 2018.
Bien hace el presidente Andrés Manuel López Obrador en utilizar su conferencia mañanera para advertir al país que todo lo que él ha logrado, que es muchísimo, está en riesgo si usted no vota por el proyecto de la continuidad de la Cuarta Transformación.
Qué el Presidente está violando la ley al llamar a votar por la candidata presidencial y demás candidatos a puestos de elección, es posible que así sea, pero en estos momentos de definición usted no puede salir a chillar con eso de que la ley es la ley.
Se trata de un tema de vida o muerte para el país, pues, si la 4T pierde, usted pierde. ¿Acaso quiere regresar a los tiempos en donde las balaceras, los homicidios, los feminicidios y las extorsiones eran cosa de todos los días? ¿Le gustaría volver a aquellos días en los que usted iba a su clínica u hospital y no había medicamentos, ni los doctores y equipos suficientes para atenderlo con la calidad y rapidez de que lo atienden hoy en día? ¿Usted quisiera que volvieran los tiempos en que había corrupción en el gobierno y en el que los hijos y familiares del Presidente, y sus amigos, se enriquecían con la adjudicación de contratos y obras por miles de millones de pesos? ¿Estaría dispuesto a volver a pagar los altos precios que la gasolina tenía en 2018?
Si usted no quiere volver a los oscuros días del neoliberalismo, tiene que hacerle caso al Presidente, y si a usted no le gusta la candidata de Morena, eso en este momento es irrelevante, pues en realidad no se trata de ella. Sí, Claudia Sheinbaum es una gran mujer, preparada, capaz de dirigir con éxito el país, pero ella está ahí porque AMLO, como el gran demócrata que es, no puede reelegirse. El propio presidente acaba de decir que, lo del domingo, no es una elección, sino un referéndum de su gobierno, de su proyecto.
“Más que una elección, lo del domingo, es un referéndum, es un plebiscito, es una consulta. No es nada más elegir a las autoridades, elegir al partido, no, es elegir el proyecto de nación que queremos. ¿Queremos que el país siga habiendo, como antes, un pequeño grupo, una minoría que engañaba porque no había democracia, era una oligarquía con fachada de democracia porque el pueblo no lo tomaba en cuenta?”, dijo el Presidente esta misma semana en su conferencia mañanera.
Y antes de que piense que lo dicho por el Presidente podría ser una ofensa para Sheinbaum, ella misma sabe que, lo de este domingo, no es una elección, sino un trámite, una licencia de construcción que le permite arrancar la obra del segundo piso de la Cuarta Transformación creada por AMLO.
Solo “falta el trámite del 2 de junio. La verdad es que hemos recibido un reconocimiento muy grande en todo el país. Lo que quiero decirle a los banqueros es que nos va a ir muy bien, estamos en un momento muy bueno para México”, dijo Sheinbaum a principio de mes en un diálogo con consejeros de BBVA Bancomer, cuándo le preguntaron si ella pensaba que “este arroz ya se coció” en referencia al proceso electoral.
Desde luego que, en la boleta electoral del próximo domingo no estará el nombre del héroe que nos dio una revolución pacífica, llamada 4T. No estará el nombre de quien ocupa el puesto número dos entre los presidentes más populares del mundo, ni tampoco aparecerá el nombre de aquel que por el bien de todos puso primero a los pobres, pero sí estará el de la mujer que continuará con su obra al pie de la letra, y sin tocar una sola coma, como a él le gusta. Y es justo aquí donde entra usted, pues, como se trata de un plebiscito o referéndum, deberá decidir si apoya que el modo de gobernar de López Obrador continúe o no. Deberá decidir si quiere que sigamos requetebién, como estamos ahora, o regresar a los tiempos oscuros del neoliberalismo cuando estábamos requetemal.
Esta es la última llamada, nadie más le podrá advertir lo que pasará si vota hacía un lado o hacía otro, pues a partir de hoy inicia la veda electoral, no habrá más mañaneras, AMLO cerró su campaña por el referéndum ayer, y no volverá a sus conferencias matutinas sino hasta el lunes, cuando los mexicanos ya hayamos tomado nuestra decisión.
Dicho lo anterior, cuando esté usted solo dentro de la casilla y frente a la boleta electoral, cierre los ojos y piense rápidamente en los últimos seis años, recuerde cómo lo han tratado en el servicio, médico, en el estado que se encuentra la seguridad en el país, la manera en que se mantuvieron sin aumento los precios de la gasolina y de los productos básicos, y entonces, crucé el nombre de la persona que usted quiera que nos gobierne, pero, -como dice un ingenioso meme-, fíjese bien dónde pone la cruz porque tendrá que cargarla por seis años.
ME CANSO GANSO. - La ley es la ley
Aunque este Arlequín considera que muchas de nuestras actuales leyes electorales son restrictivas en materia de periodismo y libertad de expresión, es también un ser humano chapado a la antigua y que aún defiende la conservadora idea de que ley es la ley. Y piensa que, aunque la ley no nos guste hay que respetarla. Dicho esto, esta columna aparece hoy, y no el viernes, como siempre, en respeto a la veda electoral.