Chicago, Illinois. – El futuro del presidente Joe Biden no es prometedor. Dos encuestas publicadas esta semana confirman que Donald Trump le lleva la delantera en las preferencias a un año de la elección presidencial. Un estudio de CNN reporta 49 por ciento del electorado a favor de Trump y 45 para el mandatario. Por ello, el mundo debe prepararse para un segundo y desastroso mandato del demagogo naranja al frente de la economía más poderosa del mundo.

La percepción pública es que Biden es demasiado viejo para liderar en los próximos años, en vista de su evidente envejecimiento. Incluso, David Axelrod, estratega que llevó a Barack Obama a la presidencia, preguntó en redes sociales si mantenerse como candidato era una buena decisión. Entre el público consultado, solo el 25 por ciento cree que Biden tiene la energía y agudeza para ser un presidente efectivo. Como referencia, el Ejecutivo tendría 86 años al terminar el segundo periodo de ser electo.

En mi perspectiva, éste es un presidente transformador que logró la aprobación de legislaciones de gran calado que afectarán a varias generaciones que, sin embargo, conllevan efectos negativos no previstos. Es decir, el éxito del presidente tiene costos que en el corto plazo alimentan la inconformidad.

La economía es el tema central para los votantes. Por lo que es grave que solo un tercio de la población apruebe el trabajo de Biden en este ramo, mientras que más de la mitad cree que Trump hizo un mejor trabajo.

A pesar de que el presidente resalta la generación de empleo e inversiones multimillonarias, los consumidores solo saben que las cuentas en el supermercado y la gasolina siguen siendo muy altas. En buena medida, esto es consecuencia de los acuerdos pactados hasta por una década en el plan de Infraestructura aprobado en 2021 que inyectará $1.2 billones de dólares en modernización y mejoras. Al mismo tiempo, la ley para Reducir la inflación aprobada el año pasado proyectaba costar $385 mil millones, pero ahora se cree que tendrá un precio de $1.2 billones de billetes verdes.

Los dos masivos planes de inversión son inequívocamente relevantes pero mientras que las familias batallan en pagar artículos de primera necesidad, y son impactadas por intereses altísimos en hipotecas inmobiliarias, tarjetas de crédito y préstamos automotrices, resultado de una agresiva política monetaria del banco central para controlar la escalada de precios, los planes aprobados inyectan cientos de miles de millones anualmente en infraestructura y transición hacia energías verdes y sustentabilidad. ¿Son positivas estas inversiones? Yo creo que sí, y mucho. No obstante, estos capitales han dificultado desacelerar la economía, evitando una recesión, que simultáneamente hacen la vida miserable al consumidor-votante promedio.

Otra encuesta de The New York Times indica que en cinco de seis estados que frecuentemente definen al ganador de la Casa Blanca, Trump tiene ventaja de entre 4 a 10 puntos sobre Biden (Nevada, Michigan, Georgia, Pensilvania y Arizona).

Con lo anterior, puedo concluir que los ingredientes de la sopa para un segundo mandato de Trump están haciendo buen hervor. A pesar de los múltiples juicios y decenas de acusaciones que éste enfrenta, si no hay cambios radicales como reemplazar al candidato demócrata, el incoherente populista naranja llegará al poder nuevamente.

Tradicionalmente, los demócratas son horrendos en comunicar una narrativa que exalte sus virtudes y destruya a sus oponentes. Uno de sus voceros dijo en televisión que la campaña debe gravitar sobre el riesgo del colapso de nuestra democracia. ¡Caballero! Como estrategia de comunicación electoral, ese juicio es un fracaso pues la gente no come ni hace pagos con democracia. Así las cosas, la derrota demócrata parece asegurada.

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