Durante la primera década del siglo pasado, la sucursal de la “Fotografía Daguerre” era sumamente popular y los diarios dieron cuenta de esto: “Con todo aquello es un mundo de gente: señores, señoritas, caballeros, niños, criados, pilmamas, sacerdotes. En realidad, aquello es una continua procesión”. Quizá como consecuencia de su bonanza fue que se pudieron financiar algunas remodelaciones: los rótulos burdos pintados a mano habían sido sustituidos por lo que parecía ser una placa metálica con el nombre del establecimiento. Además, la fachada daba la impresión de estar recubierta con una nueva mano de pintura, pues las manchas por humedad y deterioro por el paso del tiempo habían desaparecido.

El negocio de la casa no se concentraba únicamente en la toma de fotografías. En esa época era muy frecuente ver que algunos fotógrafos solicitaban al Ministerio de Instrucción Pública el crédito de algunos retratos de íconos y personajes de la época, esto con la finalidad de comercializarlos. José Martínez Castaño, el dueño del taller “Daguerre”, no fue la excepción. Se puede encontrar su nombre en diferentes números del Diario Oficial tratando de registrar la autoría de algunas instantáneas, entre ellas una de la Virgen de los Remedios.

Ángel Gilberto Adame
Ángel Gilberto Adame

La cantidad de acontecimientos que se pudieron presenciar desde la “Fotografía Daguerre” debido a su ubicación en el centro de la ciudad, son numerosos. Entre ellos se destaca el incendio del “Salón de Variedades”, un cine instalado sobre la misma calle. Seguramente, Martínez Castaño y su familia observaron este suceso con preocupación, ya que residían en el mismo edificio del estudio y los tabloides no dejaron de destacar la magnitud del incidente, además de la facilidad de ignición de las películas y materiales fotocinematográficos, similares a los que ellos usaban.

Al igual que el estudio, la metrópoli fue renovándose paulatinamente. Una de las modificaciones más importantes fue el renombramiento de ciertas zonas, entre 1907 y 1908, como Puente de San Francisco que pasó a ser conocida como Avenida Juárez, por la entrada triunfal de Benemérito en 1867 por esa vía. Este cambio fue gradual y vino de la mano con la nueva nomenclatura de los lotes, ya que antes esa arteria estaba dividida en pequeñas calles. De esta forma, la dirección del inmueble pasó a ser de Puente de San Francisco número 16 a Avenida Juárez número 4.

A pesar de su éxito comercial, la casa fotográfica se vio inmersa en dificultades económicas por la turbulenta vida familiar de su dueño. En 1906, la prensa dio eco de su denuncia contra su joven esposa, Josefina Calderón, por haber cometido adulterio y su intención de lograr la separación de cuerpos. El caso se alargó debido a las apelaciones que ambas partes interpusieron y a la queja que Josefina presentó contra su marido, quien se negaba a proporcionarle alimentos.

Con el fin de evitar perder el negocio en medio de las demandas, es probable que José haya traspasado su estudio a su hermano Agustín, farmacéutico de profesión, un año antes. Sin embargo, las cosas cambiaron el 4 de diciembre de 1906: “Ayer, a las 8 am fue sepultado el cadáver del señor Agustín Martínez Castaño, distinguido y caballeroso miembro de la familia Martínez, y propietario de la Fotografía Daguerre. Muy sentida ha sido la muerte del señor Martínez Castaño, tanto por sus buenas cualidades como hombre de confianza y de trabajo, cuanto porque supo conquistarse un digno puesto en la sociedad”.

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