Uno de los argumentos que se utilizaron para intentar convencernos de las bondades de la reforma judicial es que en Estados Unidos también se eligen a los jueces por sufragio popular, bajo ciertas circunstancias. Sin embargo, esto no quiere decir que sea un mejor modelo de justicia, puesto que hay deficiencias que dan pie a las corruptelas. John Grisham ahonda en este tema en "La apelación" (2011).

El libro es un thriller centrado en temas jurídicos y políticos, que sigue el caso de “Krane Chemical”, una compañía que es declarada culpable en primera instancia por verter desechos tóxicos en el agua potable de un poblado de Misisipi, luego de que Jeannette Baker denunciara la muerte de su esposo e hijo por consumo de contaminantes. La viuda obtiene una indemnización de más de 40 millones de dólares, no obstante, la corporación apela esta decisión ante el Tribunal Supremo del Estado.

Decidido a no perder tal suma de dinero y a evitar otras posibles reclamaciones que representarían casi la quiebra, el dueño contrata a un mercenario reconocido por sus truculencias: “Era una leyenda en el ámbito político […], era el que apañaba y siempre metía mano en los comicios locales, el rey que elegía a sus candidatos, el asesino que pasaba a cuchillo a quien se presentara contra los suyos, […] el que financiaba cualquier campaña con montañas de dinero, el sabio anciano que lideraba su partido y el matón que destruía a los demás”.

Ángel Gilberto Adame
Ángel Gilberto Adame

El plan propuesto entonces es apoyar a Ron Fisk, un desconocido abogado que se presenta como candidato a magistrado para cubrir la vacante en el órgano jurisdiccional. La historia se desenlaza con su triunfo de Fisk, el cual, una vez en el cargo, da el voto decisivo a favor de la apelación, provocando que la demandante, a pesar de la negligencia, no obtenga justicia.

Esta novela nos muestra el riesgo de introducir al poder judicial al conflicto de intereses político, pues como el mismo Grisham menciona: “Es un negocio sucio y los ganadores no siempre son los más honrados precisamente. Hay que ser un poco matón para sobrevivir”. De igual forma, nos recuerda la indiferencia generalizada que existe respecto a las elecciones por el hartazgo a los políticos, lo que eleva la abstención: “En privado, defenderían de quien fuera que esta es otra buena razón por la que los jueces de los tribunales supremos estatales no deberían ser escogidos por votación popular. No deberían ser políticos y, por tanto, sus nombres no deberían ser conocidos”.

Aunque este caso es ficción, Grisham reveló durante la presentación de su obra que algo parecido había ocurrido en la realidad en Virginia Occidental. “A. T. Massey Coal”, una compañía minera, evitó el pago de una indemnización costeando la campaña de un sujeto, el cual ya como magistrado contribuyó a la anulación del primer veredicto.

Y es que, por más singular que sea el sistema de nuestro vecino del norte, hay múltiples fallas que permiten tales atropellos. Aunado a esto, hablar a favor de un método de elecciones sólo porque a otra nación le funciona, es ignorar las diferencias, pues, como Francisca Pou Giménez comenta, “la elección de los jueces estatales por voto popular en Estados Unidos no [les] genera riesgos para la democracia y el Estado […] comparables a los que genera para la democracia y el Estado mexicano”.

"La apelación" es una advertencia de lo que podría pasar si la corrupción vulnerara las ya de por sí débiles instituciones de impartición de justicia mexicanas con la inminente reforma.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios