Los debates sobre migración tanto en México como en Estados Unidos han girado alrededor de las razones humanitarias por las cuales las personas salen de su lugar de origen hacia otro país. Esto ha sido el enfoque tanto en Estados Unidos, a donde han entrado muchos migrantes de forma indocumentada por la frontera compartida con México, como en México, donde muchos migrantes de otros países se han ido quedando. Sabemos que el impulso que tienen los migrantes es de superación económica y a veces para encontrar la seguridad básica, por lo que usamos un enfoque humanitario en el debate migratorio.

Pero los debates que vienen serán mucho más económicos, y no sobre las oportunidades económicas que buscan los migrantes, sino de las necesidades del mercado laboral que tenemos en Estados Unidos y en México. No será la oferta de los migrantes, sino las demandas de nuestras propias economías. Es difícil verlo en este momento, porque estamos viviendo un momento de rechazo político hacia los migrantes en el país vecino, y la atención está puesto (por justa razón) en las detenciones, deportaciones y reintegración de los migrantes.

Pero la realidad es que la población de Estados Unidos ya no crece sin la migración y el número de trabajadores va a empezar a declinar muy pronto sin la migración robusta. Según un estudio de mis colegas en MPI, todo el crecimiento del mercado laboral del país desde 2000 se debe a los migrantes y sus hijos. Ahora que no hay migrantes cruzando por la frontera, y es cada vez mas difícil conseguir una visa para entrar de forma legal, se empezará a notar por primera vez un declive poblacional en Estados Unidos.

Ya se empieza a escuchar voces en la comunidad empresarial reclamando la falta de trabajadores y abogando para medidas de reclutamiento legal de trabajadores inmigrantes. Es dudoso que la administración Trump haga algo al respecto a corto plazo, a pesar de que el presidente Trump lo ha mencionado varias veces, porque su empeño está en echar a los inmigrantes indocumentados (y algunos documentados), no en atraer a más. Pero los reclamos irán creciendo y en algún momento —con Trump o después— habrá un ajuste para atraer a trabajadores extranjeros a los Estados Unidos, porque sin eso, la economía se quedará estancada.

Y México no está lejos de esto tampoco. La realidad es que la tasa de fertilidad en México no es mucho mayor a la de Estados Unidos, y pronto empezará a declinar la población trabajadora del país, con los mismos efectos en la productividad y la solvencia fiscal que en Estados Unidos. Quizás tarde unos diez años para notarse, sobre todo porque se quedaron muchos extranjeros en México en los últimos años, y la tasa de natalidad es (muy ligeramente) arriba la de Estados Unidos. Tardará en llegar, pero llegará.

En el futuro, los debates migratorios serán de atracción de talento y de trabajadores y de contribuyentes para mantener y expandir la calidad de vida tanto en un lado de la frontera como en otra. A pesar del momento antimigrante que se está viviendo en el país vecino, la realidad demográfica y económica se impondrá muy pronto y cambiará el debate profundamente.

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