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Al final de la conferencia de prensa del presidente López Obrador y el presidente Trump en el Jardín de rosas en La Casa Blanca, respiré hondo. No pasó nada terrible que podría haber dañado la relación entre dos países, y Trump no dijo nada impropio que requiriera una respuesta dura de López Obrador. Al contrario, ahí en el Jardín de las Rosas, los dos mandatarios se echaron flores mutuamente.
Antes, López Obrador había ido a colocar flores en las estatuas de los expresidentes Abraham Lincoln y Benito Juárez, dos símbolos de la libertad y el liberalismo de pensamiento que jugaron papeles imprescindibles en sus países — y entre ellos — en un momento clave de la historia. Quizás fue un guiño simbólico para reconocer los vientos de cambio que se sienten en los dos países frente a las desigualdades que viven, aunque fue un mensaje sutíl.
Habría sido mejor, desde luego, que López Obrador se hubiera reunido con líderes migrantes, jóvenes soñadores y legisladores de ambos partidos en esta visita, ya que es una relación demasiado amplia y compleja entre los dos países para reducirla a sólo un encuentro entre mandatarios. También fue un poco chocante escuchar al presidente López Obrador decir a final de su discurso que Trump no había buscado imponer su voluntad a México y que siempre trataba a México con respeto, un argumento un poco difícil de sostener en realidad, aunque suena bonito cuando uno está rodeado de rosas.
Pero es probable que con ese dicho López Obrador haya logrado su objetivo en Washington. Vino aquí para abrir canales de comunicación directos con Trump y su círculo íntimo para evitar golpes inesperados del gobierno de Estados Unidos en el futuro. Trump correspondió con un discurso y trato respetuoso hacia López Obrador. Ambos reconocieron a la comunidad mexicana en Estados Unidos y la importancia de la relación comercial para las dos economías.
No es la visita diplomática que yo hubiera recomendado, ya que no tomó en cuenta la amplia gama de actores que inciden en la relación bilateral, pero es la visita que quería López Obrador cuando aceptó la invitación de Trump y decidió viajar a Washington, y habrá que ver si su cálculo rinde frutos en el futuro.
Twitter: @SeleeAndrew