En las últimas semanas hemos tenido una serie de eventos relevantes en la región latinoamericana y en los foros multilaterales.
Dentro del periodo eleccionario de la región encontramos los casos de Argentina, Chile y Nicaragua.
Este domingo el gobierno del presidente Alberto Fernández trató de recobrarse del duro golpe sufrido en las últimas elecciones y que provocó gran enojo en el ala kirchnerista al perder en las primarias un importante bastión como es la Provincia de Buenos Aires en donde vive el 45% de la población del país. Este debilitamiento del gobierno argentino también sorprendió a México, ya que recordemos que el mandatario es un aliado fundamental del presidente López Obrador en la formación de un organismo latinoamericano impulsado desde su presidencia en la CELAC.
El próximo domingo 21 de noviembre Chile celebrará lo que seguramente será la primera vuelta de sus elecciones, luego del estallido social que llevó a la realización de un plebiscito con una participación histórica, en el cual triunfó el “Apruebo” para la creación de una nueva Constitución que buscará dejar atrás el pasado dictatorial. Parecía que los chilenos alcanzaron un consenso por terminar con la herencia pinochetista y que, junto con el debilitamiento de la figura presidencial luego de una serie de errores de Sebastián Piñera , quien se enfrenta a una demanda por la venta irregular de una minera, abrían paso para una contienda presidencial debatida entre las izquierdas. Podemos decir que el candidato Gabriel Boric del Frene Amplio, es sin duda el primer invitado, sin embargo, según las últimas encuestas el segundo lugar hoy lo ocupa el candidato de ultra derecha José Antonio Kast , quien abiertamente se muestra en contra de la migración y a favor del militarismo. Algunas encuestan sitúan a Kast en los primeros lugares, lo cual nos hace pensar en la paradoja de que estas elecciones pueden llevar Chile a poner en la praxis aquello que buscan borrar en el papel.
Por último, en cuanto a elecciones, es el caso Nicaragua. Daniel Ortega vuelve a ganar después de varios brotes sociales y de un proceso cuyos contrincantes han sido encarcelados y con un abstencionismo cercano al 80%. En este contexto, el triunfo de Ortega no sorprende, pero sí la posición del gobierno mexicano al votar en contra de la resolución de la Organización de Estados Americanos que declara que las elecciones nicaragüenses “no fueron libres, justas ni transparentes y no tienen legitimidad democrática”. El presidente López Obrador ha sido el principal afectado de los abusos por la preservación del poder y ha denunciado a lo largo de su carrera política las prácticas antidemocráticas por lo que su voto llama la atención de forma negativa, ya que ni siquiera podemos hablar de una votación de bloque ideológico puesto que Argentina votó a favor de la resolución.
En mis recientes escritos he celebrado la toma de rumbo de nuestra política exterior en los últimos meses. La presidencia durante noviembre de México en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es un gran escaparate para nuestro país, de hecho, así lo demuestra el poner sobre la mesa de discusión el tema de tráfico y desvío de armas pequeñas y ligeras y su impacto en la seguridad internacional, el cual es una prioridad para nuestro país. Pero si de sorpresas se trata, tenemos el discurso del presidente López Obrador en Washington con la propuesta del “Plan mundial de fraternidad y bienestar”, que demostró el desconocimiento de los objetivos temáticos del CS. Prontamente China y Rusia desestimaron la propuesta del mandatario mexicano invitándolo a llevar sus ideas a otros foros. El mandatario mexicano en realidad no le hablaba a la audiencia internacional, sino a su base nacional, es por eso que los mexicanos no escuchamos nada nuevo, solamente una repetición más de los temas de la mañanera .
Así las cosas, los principios y los valores son bienes escasos en estos tiempos, y como a menor oferta se incrementa el precio, los idealistas nos sorprendemos cuando muchos políticos y sociedades no están dispuestos a pagar el costo de la congruencia, la solidaridad, la equidad y la democracia, perdiendo de vista el bien mayor, la libertad y el respeto a nuestros derechos humanos. Tendremos un intenso cierre de año en temas electorales en la región y con la participación de México en los foros internacionales, que nos debe mover al ejercicio crítico reflexivo de la de política exterior y otras sorpresas.