La violencia en Estados Unidos escaló un grave peldaño con los disparos en el rally de Donald Trump el sábado en el condado de Butler, en Pennsylvania. Todos, demócratas y republicanos salieron a condenar lo que al momento de escribir estas líneas sigue investigándose como un atentado en contra del candidato presidencial.
El presidente Biden ofreció una conferencia de prensa en la que declaró que en EUA no hay lugar para el odio ni para estos actos. Anunció también que detiene sus spots de campaña en un acto de solidaridad que contrasta con el puño en el aire que lanzó Trump cuando fue escoltado para bajar del templete en el evento que le dejó una herida en la oreja derecha, con sangre escurriendo.
Ocurre dos días antes de que arranque la convención del partido en Milwaukee en el que Donald Trump se convertirá formalmente en el candidato del partido. Más allá de la conmoción y la solidaridad con EUA, la gran pregunta que este acontecimiento genera es ¿qué efecto tendrá en la campaña presidencial?
Aun cuando se pida dejar la política a un lado, es poco plausible que ocurra. Donald Trump se acaba de convertir en un mártir con la violencia del evento de este sábado en Pennsylvania. La violencia sí tiene lugar en EUA desde hace tiempo. Y desde que Trump irrumpió en la política en la campaña del 2016 parece que la caja de Pandora se ha abierto; la ha abierto el propio Donald Trump con sus palabras en contra de los inmigrantes, de los musulmanes, de los medios de comunicación y de tantos otros grupos.
La temperatura política en las campañas hacia las elecciones de noviembre acaba de aumentar varios grados. Anticipo que aun cuando Biden ha llamado a la unidad, lo ocurrido polarizará aún más a los estadounidenses.