Andrés Manuel López Obrador es un genio de prometer… e incumplir. No ha cumplido los tiempos para que Dos Bocas refine. Tampoco para que la Megafarmacia surta medicinas. Mexicana no logra volar. La vacuna Patria nunca estuvo lista. Pero ahora, con los apagones, el presidente López Obrador nos dice que no nos preocupemos. Que en unos meses más vamos a llegar al 60 por ciento de generación de energía eléctrica porque se compraron once plantas a Iberdrola. Y remata con la consigna de que el actual modelo de generación de energía, que ha buscado darle preferencia a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), se mantendrá.
Andrés Manuel López Obrador es un estatista. Eso es claro. Prometió desde antes de llegar a la Presidencia que su gobierno haría de Pemex y la CFE dos empresas productivas y eficientes. Cierra con apagones que denotan el enorme fracaso que ha generado en este sector y en cumplir su promesa.
Podrá decir que es el calor, pero el problema no es que tengamos mayor demanda, sino el déficit en la oferta de energía eléctrica, incluyendo las reservas. Déficit que podría haberse cubierto si no se hubieran privilegiado la ideología de darle a la empresa del Estado prevalencia sobre lo que era mejor en una lógica económica para el país y para los mexicanos.
Primero se decidió cancelar proyectos fundamentales como los de interconexión entre Oaxaca-Centro y Baja California-Sonora. Después se optó por modificar el orden de despacho para producir energía. Contraviniendo la ley, se le dio prioridad al combustóleo y al carbón sobre las energías limpias y renovables como la eólica o la solar. Se pensó que la generación por hidroeléctricas sería una opción limpia y confiable, pero ¡oh sorpresa! entre la sequía y el mal manejo de nuestras presas, esta vía no ha podido dar los megavatios necesarios.
Y en dos áreas en donde CFE tiene monopolio, en transmisión y distribución, simplemente no se ha invertido lo suficiente. Vaya, se ha invertido lo mínimo. En 2019 había en México 110 mil 117 kilómetros en líneas de transmisión. En el 2023 cerramos con 110 mil 559 kilómetros. Esto ha significado un paupérrimo aumento de tan solo el 0.4 por ciento.
Otra falla enorme en la política energética del actual gobierno ha sido el bajo margen de reserva en el Sistema Eléctrico Nacional. En 2019 era del 9 por ciento. El presidente prometió que en su sexenio llegaría al 13 por ciento. Hoy es de tan solo un 3 por ciento. Así que lejos de aumentar este margen de reserva nos fuimos a menos de la mitad de lo que teníamos. Una promesa incumplida más. Una razón adicional para explicar los recientes apagones.
Ahora que el futuro nos alcanzó y que la Comisión Reguladora de Energía ha entrado en crisis, el presidente tiene el descaro de decir que no nos preocupemos. Que en unos meses estará resuelto el problema. La bomba se la está dejando a la próxima presidenta de México.
En un reporte de Bank of America, que es bastante amable con el actual gobierno, con una visión optimista a futuro en sectores como el automotriz y de bienes raíces, la piedra en el zapato para nuestro desarrollo la ubica claramente en la política energética. La razón es la incertidumbre en el sector.
Prometió un sector energético moderno y de calidad y nos deja con apagones… y la promesa de que son solo transitorios. Si seguimos con la política energética actual, los apagones llegaron para quedarse, aunque López Obrador prometa lo contrario.