“¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo, y siente que no esté claro?” Sor Juana Inés de la Cruz
La vida y la obra de Sor Juana Inés de la Cruz siguen dolorosamente vigentes en 2020, como en aquél lejano 1689, cuando escribió a los hombres necios. Hoy, como entonces, nuestras voces incomodan porque se miran desde el privilegio patriarcal que desea controlar, pero no comprender y mucho menos atender.
Las mexicanas representamos más de la mitad de la población, pero, igual que antaño, se nos trata como si fuéramos una minoría. Por encima de la ley, que advierte el piso mínimo para avanzar en el acceso a nuestros derechos, el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2021, es un retroceso a las batallas ganadas gracias a la lucha de mujeres valientes e informadas, muchas de las cuales hoy permanecen calladas por su afinidad con el presidente de la República.
El Gobierno Federal ignora nuestras protestas, pero también violenta la ley al reducir, entre otros, programas de atención a mujeres y niñas como el de Salud Materna, Sexual y Reproductiva (-487 mdp); el de Promoción de la atención y prevención de la violencia contra las mujeres (-44 mdp); el de Fortalecimiento de la Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres (-11 mdp) o desaparecer sin recatos, en medio del desempleo más crudo de la historia, el de Apoyo al Empleo, que en 2018 contaba con 326 mdp o el de Fomento a la Economía Social para mejorar el ingreso de mujeres en situación de pobreza, que en el anterior sexenio tenía 731 millones de pesos.
La propuesta del gobierno emanado de Morena, hace caso omiso de la Convención de Belém do Pará, que advierte la obligación de aprobar partidas presupuestarias suficientes para la ejecución de políticas públicas y planes de prevención, atención, sanción y erradicación progresiva de la violencia contra las mujeres en los ámbitos público y privado.
El gobierno insiste en que hay un incremento histórico en el Anexo 13 Erogaciones para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, pero omite señalar que solo aumenta presupuesto a los programas prioritarios del Gobierno Federal, que carecen de reglas de operación diferenciadas por género.
No pedimos un presupuesto exclusivo para mujeres; queremos visibilizar las necesidades que surgen de nuestras diferencias; hacerle saber al machismo que datos de INEGI revelan que en México cada 5 días despiden a una mujer porque será madre; que realizamos el 76% de las labores domésticas y de cuidados en el hogar, que destinamos 462 horas sin pago a la semana, para realizar actividades en casa, mientras que los hombres invierten solo 89 horas y que si quiere medirse en pesos y centavos, una mexicana debe trabajar hasta un mes adicional para igualar el salario de un hombre.
Por eso nos resulta incomprensible un PPEF que no “agrupa las previsiones de gasto con base en su destino por género, diferenciado entre hombres y mujeres”, como lo establece la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.
Por eso nos indigna que en pleno siglo XXI, se siga regateando la llegada de Sor Juana a la Rotonda de las Personas Ilustres y se abra paso a Valentín Campa y Arnoldo Martínez y no porque carezcan de méritos, sino porque el decreto de Sor Juana es anterior y desde una visión machista, se consideró que ella, como nosotras, puede esperar.
Pero si desconoce la vida y obra de SorJuana, el gobierno de la cuatroté haría bien en escucharnos con atención a las mexicanas del siglo XXI para constatar que no somos sus adversarias, solo mujeres con un hartazgo e indignación acumulados y dispuestas a denunciar en voz alta la violencia y las omisiones, aunque vengan desde el poder.
Diputada federal Mexiquense. @AnaLiliaHerrera