Al mentir, se engañan: Morena y su gobierno nos venden la idea de que para construir un país mejor, debemos estar en un solo bando y que proponer o criticar nos convierte en sus adversarios, cuando los verdaderos enemigos a vencer no son otros partidos políticos, sino el atraso, la apatía y el autoritarismo.

Dividir y repartir culpas, a veces da votos, pero nunca resultados. Ganar un territorio es conquista electoral, pero no puede continuar siendo la victoria de unos cuantos y la derrota de las oportunidades para todos, de millones que cada día luchan, pero no logran.

Anclados en la polarización, los partidos políticos, gobiernos y ciudadanos, nos encontramos cada vez más lejos de las soluciones, nos escuchamos menos y tememos más, mientras se abren paso la pobreza, la apatía y el clientelismo político que delinque y ofende la dignidad de millones de personas.

Si nos unimos para ganar elecciones, estamos obligados a definir las coincidencias que nos lleven a concretar resultados. Las alianzas electorales deben evolucionar hacia gobiernos de coalición que ofrezcan a la sociedad, antes de ir a las urnas, programas de gobierno, agendas legislativas comunes, así como equipos competentes y plurales que incluyan la participación ciudadana.

Esta semana presenté una iniciativa para reglamentar los Gobiernos de Coalición ya previstos en la Constitución. No es la primer propuesta presentada en esta materia, pero sí es la primera que tiene como uno de sus ejes rectores a la ciudadanía.

Esta iniciativa parte de reconocer que un gobierno de coalición no puede construirse únicamente con el Poder Ejecutivo y los partidos que tienen representación en las Cámaras. Hoy esa fórmula resulta excluyente, porque existen ciudadanos que no coinciden con el gobierno, ni con los partidos políticos representados en el Congreso.

Es vital sumar sus ideas, propuestas e incentivar su participación, para construir mejores políticas públicas. Por ello es vital crear los puentes y mecanismos necesarios.

Evolucionar hacia gobiernos de coalición, exige establecer el contenido mínimo a considerar en el Convenio respectivo, para definir objetivos, agenda, ejes de acción, asignación de cargos y causas de disolución, además de prever que la ciudadanía participe en la planeación, diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de los proyectos aprobados e incluidos en el programa específico de cada ramo del gobierno de coalición.

La corresponsabilidad y el blindaje para garantizar un equipo competente, implicaría que las personas titulares de las Secretarías, así como quienes encabecen los órganos de gobierno, cuenten con experiencia probada de cuando menos 5 años en el ramo al que serán designados y, tanto el convenio de coalición, como las designaciones de las Secretarías de Estado, serían aprobados y ratificados por el Senado de la República.

Ir a un gobierno de coalición demandaría en suma, que los miembros del convenio compartan la responsabilidad de los efectos políticos, los resultados del programa de gobierno y de las políticas implementadas. Asumir y compartir metas y responsabilidades, unir los extremos, en lugar de repartir culpas. El poder para transformar y hacer, no para destruir (nos) y retroceder.

Diputada federal reelecta por el Distrito 27 del Edomex
@AnaLiliaHerrera

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