Tras su ausencia porque dijeron que le dio Covid, el Presidente de la República reapareció con un vigor asombroso.
Quienes ya nos contagiamos, sabemos que la recuperación no siempre es fácil ni rápida, para todos por igual, aunque los médicos insistan en que a partir del quinto día ya no se puede contagiar a los demás porque la carga viral disminuyó. En mi caso y otros que conozco, salí “negativo” a los quince días.
Fue en la Mañanera cuando nuevamente vimos al Presidente.
Mormado y un poco ronco, pero con buen semblante, no se veía alicaído sino al contrario, muy echado pa´delante. Y no solamente de ánimo sino de tono y actitud.
En apariencia, sin dejo de reflexión, de gratitud a Dios y a la ciencia, el Presidente regresó turbocargado, pendenciero y bravucón; poco tolerante, como si se quisiera comer el mundo a puños e impaciente, como si la enfermedad le hubiese recordado que lo que no le sobra es tiempo.
Si a eso le agregamos que sus cercanos se vieron rebasados durante su ausencia, se persignó en la Mañanera tundiendo a uno de sus enemigos favoritos, los medios de comunicación a los que ya rebautizó:
“no son medios de información, sino de manipulación (…) no van a salir de la decadencia en que se encuentra la mayoría de los medios de información convencionales, si no actúan con profesionalismo, con objetividad, con honestidad, si no se dedican a informar y hacen a un lado la manipulación (…) ¿por qué no cuidan y tienen periodistas profesionales, objetivos, que difundan la verdad y no la mentira? (…) todos están dedicados a calumniarnos, en todos los medios, televisión, radio, periódicos (…) son sensacionalistas vendidos o alquilados a la oligarquía (…) tenemos que seguir informando, informando, informando porque la mayoría de los medios no solo atacan sino guardan silencio cómplice en todo aquello que no les conviene”.
¡Perdón! “¿Silencio cómplice en todo aquello que no les conviene?”.
Se mordió la lengua el Presidente.
A nuestro Presidente no le gusta la verdad, si ésta no le conviene. Él no espera objetividad ni acompañamiento, exige sometimiento. Que le creamos como a un dogma de fe, sin cuestionar ni dudar. Así es porque ÉL lo dice. Parece no entender que no somos zombies sino ciudadanos, que hemos conquistado derechos, tras muchos años de subordinación, de sufrimientos y frustraciones. Nadie nos regaló nuestro modo de vivir actual. Nos lo ganamos a pulso. Y la prensa es un fiel reflejo de eso.
Hoy tenemos una prensa libre, pero no porque no las regaló López Obrador. No nos está haciendo una graciosa concesión.
En efecto, la libertad se conquista, no se implora. ¿Qué le hace pensar al Presidente que de los periodistas solo recibirá fanfarrias y loas?
Debe recordar a George Orwell: “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás es relaciones públicas”.
Serénese y disfrute el momento porque no siempre podrá doblar a sus legisladores para que cumplan sus caprichos. No siempre podrán hacer las marranadas senatoriales, como las del viernes por la noche y la madrugada del sábado pasados.
Mientras tanto, goce usted de mucha salud. Fue elegido libremente por más de 30 millones de mexicanos y eso lo hizo, ahora sí, presidente legítimo.
Patriotas y traidores
El patán “Alito” gastando ayer cientos de miles de pesos en Louis Vuitton y Armani, en el Palacio de Hierro de Polanco, y tratando como su gato a Añorve, quien pagó parte de la cuenta y el resto un escolta. Maltrataba a empleados y hablaba a gritos, sin importarle que lo vieran y lo oyeran.
¿Para cosas como esta quieren recuperar el poder? Qué asco.