En una semana donde dominaron las ocurrencias y dislates del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, argumentando la protección de sus ciudadanos ante el auge de poderosísimas drogas como el fentanilo, se dio a conocer el informe 2024 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU.
El documento de más de 200 páginas da un panorama global de la producción, tráfico y consumo de las drogas en los 5 continentes.
Aquí, unos extractos:
• El tráfico de fentanilo y otros opioides sintéticos sigue siendo el principal desafío relacionado con las drogas a que se enfrenta América del Norte, dado que la mayoría de las sustancias incautadas en la región se fabrican ilícitamente en México antes de llegar a los mercados de destino de Canadá y los Estados Unidos. La fabricación ilícita de fentanilo en México suele implicar el uso de sustancias químicas que no están sujetas a fiscalización internacional.
• Colombia, los Estados Unidos y México son algunos de los países que han comunicado incidentes en que se utilizaron para el tráfico sistemas de aeronaves teledirigidas (drones), principalmente cerca de las fronteras o de centros penitenciarios. Ya en 2010, las autoridades mexicanas alertaron por primera vez del uso de sistemas de aeronaves teledirigidas por parte de narcotraficantes, y entre 2012 y 2014 las autoridades de los Estados Unidos detectaron 150 sistemas de aeronaves teledirigidas cruzando la frontera con México. En cambio, en 2022 la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos informó de 10 mil incursiones en la zona del valle del Río Grande, un importante corredor de tráfico.
• La demanda de servicios de tratamiento en México debido al consumo de fentanilo ha seguido aumentando rápidamente, principalmente en los estados de Baja California, Chihuahua, Sinaloa y Sonora, todos ellos situados en la parte noroccidental del país, y en la frontera con los Estados Unidos, o cerca de esta. Prácticamente no hubo demanda de servicios de tratamiento relacionados con el consumo de fentanilo en México con anterioridad a 2018, pero la demanda ha aumentado a varios cientos de casos al año. Recientemente, se registraron 430 casos, lo que refleja el hecho de que el país se está convirtiendo en un mercado de consumo (hallazgo que contradice el discurso oficial en que se afirma que el consumo de fentanilo no es un problema de salud en México).
Hasta aquí el informe.
El comportamiento de Donald Trump, más allá de su estilo personal, nos recuerda una vez más que en las negociaciones y en la vida no hay que dar todo a los demás.
Trump es un tipo que no acepta negociar con quien parece aceptar sus condiciones y aplasta a quienes a todo le dicen que sí. Termina respetando a quien le opone resistencia.
Como dijo alguien del gobierno, “le dimos todo a Trump, a ver ahora con qué nos sale”.
Sin embargo, es justo reconocer que la presidentA negoció con gran inteligencia.
Por el momento, Trump nos la perdonó y no nos cobrarán aranceles.
Peeeero, la pistola cargada sigue estando sobre la mesa, como dice Ildefonso Guajardo, exsecretario de Economía y Finanzas, negociador del TMEC, ya con Trump como presidente de los Estados Unidos. Por más miel que haya esgrimido en su mensaje tras la llamada con la presidentA.
El tema sigue siendo el fentanilo que, según la ONU, sí se produce en México.
Mientras tanto, estemos tranquilos. Hasta que Trump nos vuelva a poner a rezar La Magnífica.
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