La presidentA Sheinbaum no grita, escribe. Y cuando lo hace, el movimiento entero agacha la cabeza y escucha, aunque la tan anunciada carta no se haya dado a conocer aún.
El documento —que ya fue entregado, pero que se presentará formalmente este domingo en el Consejo Nacional de Morena— es, según su propia autora, una reflexión ética, una guía de principios para la militancia y una recomendación ideológica y, para no pocos, un manazo político con letra amable.
Dice la presidentA que no es regaño, que no es orden, que no va dirigido a nadie. Pero, a ver, ¿quién manda una carta sobre no adelantarse a las campañas, evitar el uso de recursos públicos, frenar el nepotismo y cuidar el legado del movimiento… justo cuando media dirigencia anda en plena promoción personalizada, con ambulancias rotuladas y jingles listos para la gira?
La presidentA hace como que no ve a nadie en particular, pero se nota que sí tiene a alguien en la mira.
No mencionó a la lucida Andrea Chávez, pero vaya que la proyectó. No la señaló, pero la enmarcó. La senadora de Chihuahua lleva semanas en modo precandidata, operando como si ya estuviera en campaña para la gubernatura de 2027. Ha recorrido su estado con unidades móviles de salud —pagadas con recursos supuestamente privados— estampadas con su nombre, ha posado en redes como influencer de la 4T, y ha generado una tensión innecesaria entre quienes creen que la política también tiene tiempos. La carta presidencial llega como alfiler directo al globo. O como aviso disfrazado de consejo.
Y no es la única jugada que la incluye. Entre pasillos legislativos suena que podría ser la siguiente presidenta del Senado. Que cuando acabe el accidentado turno de Fernández Noroña —a finales de agosto—, Doña Andrea podría tomar la batuta. Porque si ya pusieron su imagen en ambulancias, ¿qué les cuesta ponerla en la Mesa Directiva del Senado? Detrás de su impulso, obvio, está Adán Augusto López, el mismo que fue “corcholata” rival de Claudia Sheinbaum y ahora coordina a los senadores de Morena. Es indiscutible que la ve con buenos ojos, que la quiere proyectar y que con ese fin opera entre bancadas. El problema es que, si la carta de la presidentA Sheinbaum dice que no se vale adelantarse, tampoco se vale poner a una aspirante en la presidencia de un poder. La ingenuidad no da para tanto.
Si la senadora Chávez llega ahí, su proyección nacional será automática. Y el mensaje presidencial de contención, le hará lo que el viento a Juárez. Por eso, la carta incomoda. No por lo que dice, sino por a quién interrumpe.
En la Mañanera, la presidentA también revivió al expresidente Zedillo: tachó su sexenio de desastroso por el Fobaproa y dejó en el aire que el fiscal Gertz Manero podría revisar si quedan investigaciones abiertas. Aprovechando el momento, la senadora morenista Guadalupe Chavira propuso crear una comisión legislativa para investigar formalmente el legado del expresidente. Así, sin más. No es una cacería de brujas, dijo, sino “cumplir con nuestro deber de respaldar a la presidenta Claudia Sheinbaum”.
Y es que la presidenta no tiene un opositor funcional, un rival que esté a la altura, y necesita de uno.
Morena puede no tocar a Zedillo judicialmente —porque ya habría prescrito casi todo—, pero lo puede exponer políticamente. Y eso basta. Porque si algo oxigena a Morena es el pasado. Cuando el presente se complica, nada como recordar los pecados del neoliberalismo.
La carta se leerá mañana y, aunque oficialmente no es un regaño ni tiene destinatario, en realidad sí lo es y sí los tiene.
A la militancia morenista ya no se le habla al oído. Se le manda a leer. anarciae@gmail.com