Que Bad Bunny, cuyo nombre real es Benito Antonio Martínez Ocasio, haya sido el elegido para el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl no es una noticia de espectáculos, tiene implicaciones políticas.
Trump calificó la decisión como “absolutamente ridícula” y afirmó que nunca había escuchado del puertorriqueño de 31 años.
Voces del movimiento MAGA lo calificaron como un “desplante” contra la identidad estadounidense, algunos sugirieron que la NFL “se está autodestruyendo” y hasta hablaron de deportarlo, ignorando que es ciudadano estadounidense por nacimiento. (Puerto Rico es un “territorio no incorporado” de Estados Unidos desde 1898, y quienes nacen ahí tienen, por ley, la ciudadanía estadounidense).
¿Qué les arde entonces? Que Bad Bunny no representa solo a su música, sino la “América” que algunos quisieran borrar, pero que ya está grabada en su cultura, su economía y ahora en el idioma.
Benito no es ingenuo.
Cuando realizó una serie de 31 conciertos en Puerto Rico, una “residencia” musical que durante semanas atrajo a miles de fanáticos a la isla, y generó cerca de 400 millones de dólares en derrama económica, confesó a i-D Magazine que evitaba presentarse en Estados Unidos por las condiciones migratorias: “La gente de Estados Unidos podría venir aquí a ver el espectáculo. Pero estaba el problema de que, por ejemplo, la ‘fucking’ ICE podría estar fuera de mi concierto.
Y es algo de lo que hablábamos y que nos preocupaba mucho”.
Ahora, en un giro irónico, será él quien suba al escenario más visto de ese país y en un Super Bowl, donde además ya anunció el gobierno trumpista la presencia de agentes migratorios como parte del “refuerzo” de seguridad.
Incluso hay quienes preparan un “contrashow”, una opción para no ver el show de medio tiempo de la NFL.
Y Benito no se calló. Desde Saturday Night Live, dijo, en español, “Más que un logro mío, es un logro de todos, demostrando que nuestra huella y nuestra aportación en este país nadie nunca la podrá sacar, ni borrar”. ¡Zaz!
En un Estados Unidos cada vez más intolerante al ascenso latino, la presencia de Bad Bunny en el Super Bowl pesará. Y aunque quieran armar un show paralelo, la gran mayoría estará mirando al artista puertorriqueño más exitoso del mundo cantando, TOTALMENTE en español. Bien por él.
Monitor Republicano:
Ya se sabía. Fernández Noroña cargaba desde hace tiempo con la etiqueta de incongruente. Lo suyo era denunciar privilegios, señalar a los políticos que viajaban en primera clase, que usaban seguros médicos privados, que vivían rodeados de lujos. Ahora es él quien sube a un avión privado y pretende que nadie le diga nada.
Encima de todo, el problema de su “taxi aéreo” no es solo la foto, sino también el avión que abordó, matrícula N850KL, registrado en Estados Unidos. Un avión con matrícula extranjera no puede realizar vuelos de cabotaje, es decir, mover pasajeros entre puntos dentro de México. Si además se tratara de un servicio pagado por un propietario extranjero, implicaría que un ciudadano o empresa de otro país estaría financiando a un político mexicano en activo, y se podría encuadrar como intervención en la política nacional.
¿Quién puso el dinero? El senador no responde. Se esconde detrás de sarcasmos, y se indigna porque le exigen rendición de cuentas.
Estúpidamente se quiso poner al nivel de la presidentA, quien lo ignoró.
Fernández Noroña no es víctima de una conspiración. Es víctima de sí mismo.
Pero no es el único morenista hipócrita e incongruente. El torpe gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, regresó en avión privado de New Jersey a México.
En efecto, no son iguales, son peores.