El 26 de junio de 2020, a las 9:32 Hrs., Omar García Harfuch, tuiteó: “Esta mañana fuimos cobardemente atacados por el CJNG, dos compañeros y amigos míos perdieron la vida, tengo tres impactos de bala y varias esquirlas. Nuestra Nación tiene que continuar haciéndole frente a la cobarde delincuencia organizada. Continuaremos trabajando”.

Tres horas después de haber sufrido el atentado contra un funcionario público más espectacular del que se tenga memoria y del que afortunadamente salió con vida, el entonces jefe de la Policía de la CDMX señaló a los probables responsables, sin que mediara ninguna investigación ni pruebas periciales.

Obviamente, sus razones tendría.

El miércoles de esta semana, al día siguiente del muy condenable asesinato de los dos cercanísimos colaboradores de la jefa de gobierno de la CDMX, el actual jefe de la Policía, Pablo Vázquez, advirtió: “Ninguna forma de violencia doblegará a la Ciudad de México, ni a su gente ni a sus instituciones”.

Al terminar su lectura, dijo: “En las últimas semanas, el Gabinete de Seguridad de la Ciudad de México, ha logrado detenciones muy relevantes de líderes de células delictivas con operaciones en la ciudad y en zona metropolitana, las cuales se han traducido en una reducción de niveles de violencia y delitos de alto impacto en la ciudad”.

E hizo una advertencia: “Estas detenciones continuarán, la desarticulación de células delictivas continuará (…) no daremos ni un paso atrás”.

No hay que ser ningún iluminado para entender que tan alto funcionario asociaba los asesinatos del martes con el notorio combate a la delincuencia organizada

¿Por qué lo hizo? ¿Ya tiene indicios, hubo amenazas previas o simplemente le ganó el protagonismo, sin medir las consecuencias?

De no tener sustento, la bravata del jefe de la policía capitalina cabría en el supuesto de la especulación que su jefa mayor condenó y desaprobó en la Mañanera del jueves, donde también se la aplicó a Marco Rubio, el secretario de Estado de los EUA, quien asoció el asesinato de los dos funcionarios públicos, con que “es real la violencia política en México”:

“A todos, incluido a Marco Rubio, al secretario de Estado, no adelantar. Se tienen que hacer las investigaciones para saber cuál es la causa, el motivo de este lamentable y trágico homicidio (…) hay que ser responsables y esperar a la investigación”.

Esa responsabilidad no solamente debería aplicarse a los dichos sino también a los hechos.

Filtrar selectivamente información e imágenes para apuntalar una hipótesis con un interés traslúcido, también debería aclararse.

La experiencia demuestra que, en asuntos gravísimos, como el ocurrido, todos están bajo sospecha.

Así que, en el mejor de los casos no hay que hacer cosas buenas que parezcan malas. No es momento de lucimientos personales.

A don Pablo Vázquez debió quedarle claro que no es lo mismo Batman que Robin.

(Mis respetuosas condolencias para las familias, amigos y compañeros de las víctimas de una violencia normalizada a la que cínicamente nos hemos acostumbrado).

Monitor republicano

Para Héctor de Mauleón, mi solidaridad y mi acompañamiento. No es la primera vez ni será la última.

Como me dijo un viejo sabio político: si te atacan es porque eres relevante. Si valieras madres nadie te voltearía ver.

En cuanto a esta casa editorial, se basta y se sobra para enfrentar un embate más que acabará siendo lo de menos en la larga batalla por la defensa de la libertad de expresión.

La historia así lo demuestra.

anarciae@gmail.com

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