La no está para darse lujos. El horno no está para bollos.

Y, al decir esto, no me refiero a que el trabajo de Diego Cocca deba estar en riesgo en caso de malos resultados. No, este verano, los futbolistas tienen que dar la cara (una vez en la vida no les va a hacer daño).

Y es que, a tres años del Mundial, los jugadores tienen la misión urgente de volver a enamorar a los aficionados.

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Ya se jugaron dos partidos y, en ambos, el nivel de juego fue muy pobre.

Pero, aunque fue un indicativo de lo que viene, dejemos de lado los duelos contra Guatemala y Camerún. Y es que, en ningún caso, vimos al equipo A (no juntamos a 23 dignos de la Selección Mayor,pero —eso sí— seguimos con las convocatorias multitudinarias... En fin).

El próximo jueves, con Estados Unidos enfrente, los futbolistas tienen que iniciar el camino rumbo a la reconciliación.

Tras el estrepitoso fracaso de Qatar 2022 (del que solamente se culpó a una persona), hubo una ruptura entre gran parte de la afición y el cuadro nacional. La decepción es palpable y se manifestó con abucheos en el Estadio Azteca.

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La gente quiere ver a un equipo que la represente, que le dé algo más que sueño y que, aunque sea desde el esfuerzo, luche hasta el final en cada encuentro.

Por ahora, los únicos cambios han sido a nivel de oficina y eso, al fanático de a pie, le importa un cacahuate. Es evidente que en estos seis meses no iba a aparecer un grupo de futbolistas nuevo, capaz de torcer la historia. No es que Gerardo Martino haya sido un loco que no convocó a 10 tipos de un nivel superlativo para el Mundial.

Los jugadores que están, nos guste o no, son lo que hay. Y con eso se las tiene que arreglar Diego Cocca.

Selección Mexicana se enfrenta a Guatemala
Selección Mexicana se enfrenta a Guatemala

Ahora, estos futbolistas se tienen que hacer responsables. Caminar la cancha, jugar con displicencia y creerse sus propias mentiras, como el ya clásico “nos quedamos a un gol de clasificar”, deberían ser considerados pecado mortal entre ellos mismos. Es momento de que los tipos de más experiencia despierten y no permitan que se juegue así. La autocrítica y la exigencia deben emanar desde el interior del vestuario. Si no es así, estaremos perdidos.

Faltan tres años para el Mundial de 2026 y depende de los jugadores lograr restablecer el vínculo con sus clientes, porque eso es el fanático.

La Selección Mexicana es un negociazo gracias a los aficionados y no pueden seguir entregándoles el producto que les han dado en estos últimos años. También está en los jugadores evitar que el camino a 2026 se convierta en un desgarriate de cambios de DT.

Adendum. “¿Siguen sin DT?”, me escribió ayer Knut. Elegí no responder.

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