A Jaime Lozano lo tienen que despedir, en caso de no avanzar a las semifinales de la Liga de las Naciones. Antes de seguir, aclaro que yo no estoy pidiendo la cabeza del director técnico nacional. Simplemente (y tal vez ingenuamente), me guío por una palabra que debe regir el accionar de toda persona: Coherencia.
Y es que si Juan Carlos Rodríguez corrió a Diego Cocca tras caer en semifinales del mismo torneo, lo coherente sería hacer lo mismo con quien queda eliminado una fase antes, ¿no?
El alto comisionado del futbol mexicano, en teoría, está atado a dicha decisión. Su pasado reciente lo condena.
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Habrá que ver qué es lo que sucede en el Estadio Azteca esta noche y las consecuencias que tendrá.
Todo lo anterior es una vil especulación. Lo que es una realidad es que la Selección Azteca dio pena en Tegucigalpa. El maquillaje que proporcionó ganar la Copa Oro y jugar bien un amistoso ante Alemania, fue borrado en Tegucigalpa con tal violencia que hasta parece que el desmaquillante utilizado fue gasolina blanca. El paupérrimo nivel mostrado (por casi todos los jugadores) no se puede tapar de ninguna manera.
La patria futbolera entera presenció el esperpento que este grupo de futbolistas presentó en Honduras.
Contra eso, no hay video que valga.
Se ha barrido tanto la mugre debajo de la alfombra que ya se nota la protuberancia desde la casa de al lado.
Queda muy poco tiempo de cara al siguiente Mundial, pero el suficiente para poder enderezar el rumbo.
Por supuesto que para lograr eso, lo primero que hay que hacer es aceptar que se tiene un problema.
Pero justamente ese es el gran inconveniente. Porque, todo parece indicar, que ninguno de los involucrados se da cuenta del tamaño de la bronca.
Ni el golpazo que significó quedar fuera en la primera ronda del Mundial de Qatar sirvió. El domingo pasado, David Medrano reveló —en Marcaje Personal— que algunos de los “europeos” se quejaron porque viajan en business y no en primera clase.
Una locura total. Claramente, el foco en la Federación Mexicana de Futbol (desde dirigentes hasta jugadores) no está dirigido a lo verdaderamente importante: Lo deportivo.
Los federativos están más preocupados por lo que se dirá en los medios de comunicación que por lo que sucede en la cancha, y a los futbolistas se les sigue consintiendo todo.
¿De verdad, es tan difícil entender que lo que realmente vale es la camiseta y no quién se la pone?
Ojalá esta noche se consiga el pase a la Copa América.
Y ojalá, también, que eso no se convierta (otra vez) en la escoba que barra la mugre debajo de la alfombra.
Y es que, sin autocrítica, vamos enfilados al precipicio.
Adendum. “México se pareció al Cruz Azul, jugaron sin alma”, me mandó Knut.