A la Selección Azteca le faltó personalidad, y le temblaron las patitas, ante Suiza. Palabras más, palabras menos, eso dijo Javier Aguirre tras la caída con los europeos. Fue contundente y honesto al no ponerse el cassette y hacer declaraciones de ocasión, como la mayoría de los futbolistas y entrenadores. Eso, honestamente, se agradece. Siempre será mejor escuchar una descripción fidedigna sobre lo sucedido en la cancha, que verdades a medias.

No hay que ser un genio para imaginar cómo cayeron en el vestuario las sentencias del Vasco. Pero, más allá de las susceptibilidades de los futbolistas, lo más relevante es la incongruencia del mensaje del entrenador. Es un hecho que el cuadro nacional no tuvo respuesta ante el segundo gol suizo. Que cuatro jugadores helvéticos hayan estado en posición adelantada sacó de su eje a los mexicanos. Pero a Aguirre también.

El DT se salió de sus casillas y, en lugar de irradiar calma y exigir a sus muchachos dejar atrás lo sucedido para enfocarse en seguir jugando, comenzó con el festival de declaraciones. Cuando se invalidó de manera correcta el gol de Santiago Giménez, el Vasco se le fue a plantar en la cara del árbitro asistente. Mala cosa, cuando se va a reclamar algo sin motivo alguno, porque el Chaquito estaba varios metros adelantado. Detalles que no deben obviarse.

Más allá de esa situación, la gran pregunta es: ¿Cuál fue el objetivo del cuerpo técnico en ese duelo contra Suiza? La duda surge, porque me llamó poderosamente la atención la utilización de dos futbolistas que no integran la lista de convocados para la Copa Oro (supuestamente, estos amistosos son para preparar ese certamen), como Emilio Lara y Ramón Juárez. Tal vez, la lógica radique en que si no era el sábado, cuándo los podían probar. Pero con el Mundial a la vuelta de la esquina, parece raro.

¿No sería mejor darle rodaje al equipo que podría, a priori, arrancar el Mundial? Es verdad que falta un año y pueden suceder muchas cosas, pero también es lógico que si un jugador no fue considerado para la Copa Oro, hoy corre de atrás contra el resto de quienes sí fueron incluidos en la convocatoria.

Un año parece mucho tiempo, pero no lo es, y quizá se dejó ir una de las mejores oportunidades para medir las capacidades de quienes hoy integran el grupo principal del equipo mexicano, ante un rival de cierta envergadura.

Adendum. Knut no entiende por qué el América jugó contra San Diego, en lugar de irse de vacaciones... Y tiene toda la razón.

futbol@eluniversal.com.mx

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