Cuando se pierde un partido de esos que —a priori— parecen imposibles de perder, de inmediato los protagonistas solicitan que se pondere el funcionamiento y le restan importancia al resultado, porque “de las derrotas se aprende”. Ese fue, en términos generales, el discurso de nuestros gallardos seleccionados tras caer ante Qatar.
Perfecto, ojalá en unas semanas mantengan el argumento en caso de ganar la Copa Oro.
Que el árbol no tape al bosque; es decir, que el resultado no tape el desastre. Total, soñar no cuesta nada.
Bueno, como eso no va a pasar, porque con los seleccionados mexicanos nunca hay piso parejo... A otra cosa.
Lee también Policía de Estados Unidos busca a aficionados mexicanos que se pelearon en el México vs Qatar
Verdaderamente, todos los que integran el aparato de la Selección Azteca no entienden nada de nada. Vamos por partes.
Los federativos siguen solapando las insólitas exigencias de un grupo de futbolistas que es tratado como si fueran campeones mundiales y no han ganado nada desde la Copa Oro en 2019 y, encima, vienen de quedar fuera en fase de grupos del Mundial y Estados Unidos ya les tomó la medida.
El cuerpo técnico (los menos culpables hoy) tampoco entiende el momento que atraviesa el cuadro nacional.
México no está para darse lujos después del ridículo en Qatar y del baile que les pegó Estados Unidos.
Lee también A 30 años de la primera final de México en la Copa América
Rotar, por más que no sea el motivo de la derrota, es una locura cuando no te sobra nada. Además, quién comprende a los seleccionadores nacionales que viven quejándose de la falta de tiempo para establecer un funcionamiento.
Finalmente, los protagonistas: Los futbolistas. Un grupo que no entiende un carambas. Tras el fracaso en la Copa del Mundo, nadie puso el pecho; ninguno entendió que es momento de mirar al piso, arremangarse y ponerse a trabajar para buscar reconquistar al fanático y preparar el campeonato del mundo que se disputará, en menos de tres años, en casa. El nuevo DT les cayó mal, al parecer, por ser argentino y porque osó ponerlos a trabajar.
Llegó el tan esperado entrenador nacido en nuestro país y no pudieron terminar con puntaje perfecto la fase de grupos más fácil en la historia en la Copa Oro. El rendimiento del equipo se ha diluido partido a partido y, así, el futuro no se ve alentador.
Esta generación es la más limitada en décadas, pero lo más peligroso es que —tal vez— sea la más sobrada en la historia. Si entendieran que con disciplina, esfuerzo y dignidad profesional se pueden cubrir varias carencias, tal vez se habrían ahorrado alguno de sus papelones. Pero, repito, no entienden absolutamente nada.
Adendum. “Qué raros son en México, inician la Liga en plena copa continental”, me dijo Knut por teléfono. Y tiene toda la razón.